Regionales

Sentados sobre la riqueza y gente buscando comida en los basurales

Seguramente que únicamente en un país como el nuestro ocurre una cosa  semejante: con un territorio extenso, preñado de recursos naturales de extraordinario valor, que explotados reponsablemente podrían convertirlo en una verdadera potencia mundial, haya amplios sectores de la sociedad inmersos en una pobreza que supera lo imaginable, como se advierte en el hacinamiento en el que viven familias enteras, en viviendas de una precariedad extrema.

Y como se advierte también en el triste espectáculo que cotidianamente es dable observar en los basurales donde hombres, mujeres y niños, comparten espacios con perros vagabundos en busca de las sobras de los alimentos que tiran quienes con la heladera llena se han sumado a los que se oponen a la explotación de la minería, argumentando efectos nocivos para la humanidad que, seguramente existen, pero seguramente también existirán los medios idóneos para evitarlo, habida cuenta que ante el maravilloso adelanto científico y tecnológico que vive el mundo, se ha llegado a descubrimientos realmente sorprendentes en todos los campos de la vida humana.
Estamos sentados sobre inmensas riquezas, y el humillante espectáculo protagonizado por la pobreza, que con dura crueldad describimos, se observa en la Capital Federal, y en la mayoría de las provincias, entre las que está incluida Chubut. No es ficción, no es una sensación, no es invento de periodistas desestabilizantes, como con frecuencia dice el oficialismo. Es una realidad. Una vergonzante realidad que hiere la sensibilidad humana y que ante los países civilizados nos deja muy mal parados. Es en síntesis, la consecuencia de la «época ganada». Pero no están exentos otros gobiernos que tampoco hicieron mucho para terminar con la pobreza y el analfabetismo. Es que en esos flagelos está una esclavizada clientela electoral. Y esa clientela recuperaría su libertad si hubiera plena ocupación, y si los trabajadores tuvieran salarios que les permitan vivir con dignidad. Pero para que haya plena ocupación, además de apoyar al campo y a la industria, hay que explotar los recursos naturales y ponerlos al servicio de la comunidad. No creemos que exista otra forma de tener una República como la que soñamos. Como la que siempre nos prometieron en vísperas electorales.
 

 

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