Tras un arranque frenético con goles tempraneros de Mathias Jorgensen (1') y Mario Mandzukic (4'), siguieron 120 de un empate persistente que ni siquiera pudo romperse con un penal atajado por el arquero Kasper Schmeichel a Luka Modric (116').
En una tanda de penales con cinco tiros atajados por los arqueros, Ivan Rakitic marcó el 3-2 definitivo en Nizhni Nóvgorod, el mismo escenario en que los croatas habían goleado 3-0 a Argentina en la fase de grupos.
El equipo liderado por Modric, que había ganado todos sus partidos de la fase de grupos, jugará ahora los cuartos de final el sábado 7 en Sochi frente a Rusia, que horas antes se apuntó a la fiesta de sorpresas de su Mundial eliminando a España también por penales.
Una victoria ante el anfitrión -un equipo con más entusiasmo que fútbol- devolvería a Croacia a unas semifinales por primera vez desde las jugadas en Francia 1998 por el equipo de leyendas como Davor Suker, Slaven Bilic o Zvonimir Boban.
Desde entonces, Croacia no había llegado nunca a unos octavos de final en un Mundial y el mayor logro de su fútbol perseguía a la nueva generación de talentos. Dinamarca, por su parte, se quedó a las puertas de igualar su mejor actuación en un Mundial, los cuartos de final que logró también en Francia 1998.
La lotería de los penales terminó favoreciendo a Croacia. Eriksen disparó al palo y Schmeichel igualó la tanda conteniendo el tiro de Milan Badelj. En medio de una presión inmensa, Modric convirtió esta vez el suyo. Subasic puso en ventaja a Croacia atajando el tiro de Schone y Schmeichel volvió a responder tapando el de Pivaric, pero el arquero croata tapó también el disparo de Jorgensen y Rakitic marcó el definitivo.
El equipo de Zlatko Dalic mostró que también sabe ganar sufriendo y que tiene la suerte de su lado, valores tan importantes como el buen fútbol en un torneo como el Mundial, y es ya la revelación de Rusia 2018 junto con la anfitriona. Si es también capaz de igualar o superar la gesta de hace 20 años se sabrá el próximo sábado.