Chubut

Hablemos de cementerios nucleares V   

No hay alquimia para los desechos nucleares, una vez producidos nos acompañarán toda la vida, no se pueden eliminar, a lo sumo aislarlos, por eso en el mundo hay más de 20 depósitos nucleares subterráneos nuevos en estudio y desarrollo y en la mayoría de ellos aparece la resistencia tanto social como de las autoridades locales.

Como dijimos en nota anterior, Estados Unidos no dispone de una Almacenamiento Geológico Profundo para combustibles nucleares gastados, que son los desechos de más alta radiactividad, ni siquiera en ejecución después del abandono del proyecto Yucca Mountain cuando ya se habían invertido 19 mil millones de dólares

 

Holtec International ha propuesto construir un sitio de almacenamiento para barras de combustible nuclear gastado de los reactores de todo el país, en una zona cerca de Carlsbad y Hobbs. A diferencia del almacenamiento que se inició y abandonó en Yucca Mountain, que tenía carácter de “definitivo”, este sería temporal por unos 40 años y, posiblemente en superficie.

 

La energía nuclear implica residuos nucleares, un problema para el que se llevan buscando infructuosamente soluciones durante décadas y que sigue siendo tan engorroso como siempre.

 

Las instalaciones nucleares en Estados Unidos —60 centrales en 30 estados en diciembre de 2018— almacenan los elementos combustibles agotados in situ, distribuyendo el riesgo de contaminación y filtración por todo el país.

 

  


La ubicación del futuro centro de almacenamiento nuclear de Holtec, a unos 56 kilómetros a las afueras de Carlsbad, Nuevo México.                                                                                 FOTOGRAFÍA DE SAMMY FELDBLUM 

 

Actualmente, la fisión nuclear genera el 11 por ciento de la electricidad mundial y el 20 por ciento de la electricidad de Estados Unidos. 

 

En 1987, el gobierno federal propuso crear un depósito permanente centralizado de dichos residuos nucleares en Yucca Mountain, a unos 160 kilómetros al norte de Las Vegas, en Nevada. Pero la resistencia del estado provocó retrasos en la construcción del depósito y el gobierno de Obama, después de haber invertido más de 19.000 millones de dólares, terminó por cancelarlo en 2009, aduciendo problemas técnicos.

 

Ha surgido otra ubicación posible para el depósito de los elementos combustibles agotados de las centrales estadounidenses. Holtec International, una empresa especializada en la gestión de residuos nucleares, ha comprado más de 400 hectáreas de desierto en el sudeste de Nuevo México para «un centro de almacenamiento provisional consolidado» que pretende albergar 120.000 toneladas métricas de residuos nucleares a lo largo de 40 años, al menos en un principio.

 

Oposición

 

Las pequeñas ciudades y pueblos del llano sudeste de Nuevo México, el «corredor nuclear» del estado, están acostumbrados a la industria de la energía nuclear. A 64 kilómetros de la única central de enriquecimiento de uranio del país, a 19 kilómetros del lugar propuesto por Holtec, está WIPP, la Planta Piloto para el Aislamiento de Residuos (Waste Isolation Pilot Plant WIPP), en Carlsbad, que es el primer almacenamiento subterráneo licenciado. 

 

Esta planta se destina solo a los residuos procedentes de investigación y de producción de armamento nuclear, no admite combustibles gastados de las centrales, pues estos últimos tienen una temperatura para la cual no se previó en el diseño de la Planta.

 

Un depósito de residuos al otro lado de la frontera con Texas almacena materiales que se han vuelto radiactivos por su proximidad a los materiales nucleares; el lugar también quiere expandirse para gestionar categorías superiores de residuos radiactivos.

 

Como ocurrió con Yucca Mountain, la oposición local a las instalaciones aumenta. La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan-Grisham, se pronunció en su contra en junio de 2019; la congresista Deb Haaland siguió sus pasos y citó los riesgos que supone para la «seguridad y la salud de los nuevomexicanos, nuestra economía y nuestro medio ambiente».

 

Transporte

 

A Stephen Aldridge, alcalde de la localidad de Jal, a unos 80 kilómetros al sur del lugar, le preocupa el transporte de residuos a las nuevas instalaciones. El ayuntamiento de Jal aprobó una resolución en contra del proyecto en 2018 basándose en los problemas de salud y seguridad. 

 

«No es como si necesitásemos varios ejemplos. Uno basta», afirma. «Si al venir hacia aquí por la autopista algo sale disparado, se abre, ya está. Estamos acabados. La comunidad estará acabada».

 

Sam Cobb, alcalde de Hobbs —a 56 kilómetros del emplazamiento propuesto—, forma parte del consorcio de gobiernos locales que vendieron a Holtec los terrenos de las instalaciones. Cobb minimiza el riesgo de transporte y declaró que cree que los riesgos de la amplia distribución de los residuos son uno de los motivos propuestos para la construcción de una instalación centralizada.

 

Ante esta situación surge una pregunta: Si el almacenamiento es por solo 40 años, vencido el plazo ¿qué pasará con las 120.000 toneladas que se concentrarán allí? ¿Adónde irán a parar?
 

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?