Nota de Opinión

¿De qué manera Chubut podrá generar más trabajo?

El Peronismo Productivo Provincial (PPP) analizó el panorama de la provincia en el marco de un año electoral y la necesidad de desarrollo e inversión.

por REDACCIÓN CHUBUT 28/04/2023 - 11.26.hs

En el transcurso de las campañas políticas que se están desarrollando en el corriente año en la provincia del Chubut, parece que hay un diagnóstico común entre las distintas propuestas: “Hay que generar trabajo” nos dicen desde todos los sectores.

 

Y la propuesta parece obvia en una provincia que se encuentra atravesando una crisis social impensada en otras épocas, y con niveles de desocupación jamás vistos con anterioridad.

 

“Hay que generar empleo” aparece en el tapete como una nueva frase hecha que no dice mucho, al menos no explica la manera en que se debería crear empleo, y mucho menos explica cuál sería el papel que tendría el Estado en tal tarea.

 

Pero más allá de esta observación, habría que celebrar el acuerdo que sobrevuela el ambiente y que parece resumirse en estas dos premisas: El Estado se tiene que involucrar en la generación de trabajo, y el empleo que debería crecer sería el empleo privado.

 

Pero los acuerdos, aún aquellos que no se manifiestan en un estrechar de manos, o en un acta firmada, deben madurar a través de nuevas interpretaciones que avancen en definiciones concretas.

 

Estamos de acuerdo entonces que hay que generar trabajo. Ahora quizás sea momento de avanzar en responder ¿De qué manera vamos a generar trabajo?

 

Avanzar en esta línea es imprescindible para que aquella frase hecha y “políticamente correcta”, pueda concretarse en hechos que le cambien la vida a nuestros coprovincianos.

 

La primera definición es corrernos del voluntarismo. No se genera trabajo por la mera voluntad del dirigente de turno. No es así como funciona.

 

Para generar trabajo hay que entender que la primera función del Estado es garantizar las condiciones para que sea el sector privado el que invierta y genere empleo.

Y las condiciones que tiene que generar el Estado no dependen de grandes regulaciones, simplemente se trata de garantizar que las reglas de juego se van a sostener en el tiempo.

 

Así como quien alquila un local para su comercio suscribe un contrato que le garantiza cierta estabilidad en las condiciones de su negocio, cualquier inversor necesita que el Estado no le modifique las reglas de juego. Esta condición, que parece obvia, no ha sido moneda corriente en nuestra provincia y la inestabilidad mostrada al sector privado ha dificultado la llegada de inversiones concretas.

 

La provincia debe cautivar el interés del inversor de manera de que establezca aquí su proyecto, antes que en otro lugar que tenga el mismo recurso.

 

Y de esta manera ingresamos en otro de los elementos que debemos evaluar para la llegada de inversiones: la potencialidad del recurso.

 

Cada región de la provincia cuenta con recursos cuya potencialidad es necesario explorar. El turismo en algunas regiones, la ganadería con sus complicaciones en otras, el petróleo en la cuenca San Jorge, así como nuevas posibilidades que nos brinda nuestro territorio deben ser evaluadas por los vecinos de cada una de ellas.

 

El acompañamiento de los vecinos de cada región en las propuestas de desarrollo es central, pero requiere de dos presupuestos elementales: que las propuestas respondan a la potencialidad de la región (a la existencia de los recursos) y que el resto de las regiones respete de esta voluntad. El derecho a veto suele ser una prerrogativa desmedida y antidemocrática que se suelen atribuir los poderosos en desmedro de los más débiles.

 

Una vez que se garantizan las condiciones para la inversión, existen los recursos y el acompañamiento de las comunidades involucradas, es necesario contar con la infraestructura suficiente para el desarrollo de actividades productivas.

 

Para ello es central democratizar el acceso a los servicios más elementales. Es casi imposible pensar en el desarrollo de regiones que no cuentan con el servicio eléctrico imprescindible para aprovechar los recursos disponibles.

 

En esta línea es prioritario acompañar las propuestas que posibiliten el acceso igualitario a los servicios públicos y este será otro de los papeles centrales del Estado de cara a propiciar la llegada de inversiones que generen empleo.

 

Finalmente, el último de los elementos a analizar es el interés del inversor.

 

La realidad chubutense demuestra que es imposible planificar de espaldas a los potenciales inversores. El camino crítico es al revés, y comienza con la manifestación de interés del inversor.

 

Y el empresario tendrá interés en volcar sus inversiones en Chubut (y no en otro lado) cuando frente a idénticos recursos se garanticen las reglas de juego, exista el acompañamiento de los vecinos de la región donde se establecerá la inversión y cuente con la infraestructura necesaria.

 

Es momento de celebrar los acuerdos que sobrevuelan el debate público, pero este acuerdo es el punto de partida de nuevas definiciones, y finalmente de decisiones estratégicas.

 

Quizás sea una oportunidad única para que una frase linda de campaña política se convierta en un verdadero cambio de rumbo.

 

 

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