El complejo hidroeléctrico Futaleufú
Por Miguel Gauna Lavayén
por REDACCIÓN CHUBUT 21/04/2025 - 00.00.hs
El contrato de concesión de la represa, firmado oportunamente, expresa en la parte pertinente al plazo: «Capítulo III -Plazo de la Concesión- Artículo 6. Plazo. La Concesión se otorga por un plazo de treinta (30) años contados a partir de la fecha de la Toma de Posesión. La Concesión se extinguirá automáticamente al vencimiento del plazo por el cual se la otorga.»
Este vencimiento se producirá el día 15 de junio del presente año, o sea, en dos meses más.
Ya he escrito varias notas sobre la génesis y posteriormente, sobre los años de generación de esta represa, por lo que el objetivo de esta columna no es hacer revisionismo de la obra y su posterior explotación, los objetivos originales y demás aspectos de su evolución que, hasta ahora, ha estado en manos de una sociedad anónima, pergeñada en la etapa de desnacionalización y desestatización, de los años 90.
Como se advierte, en breve todas las discusiones sobre lo pasado quedaran allí, y lamentablemente no hay visos de que, en la órbita estatal, tengan resuelto claramente el destino y los nuevos, o los mismos objetivos, para esta fundamental explotación, que ha producido desde su inicio, tata tinta como energía.
El gobierno nacional ha tomado la delantera en materia de represas, dando señales claras, respecto a los complejos hidroeléctricos que comparten Rio Negro y Neuquén. La idea es reprivatizar y las pretensiones provinciales aparecen nuevamente, muy postergadas en la orientación y pensamiento que Buenos Aires, está imprimiendo a estos negocios.
Aquí nuevamente surge el complicado cuadro de propiedad, jurisdicciones, derechos y potestades, ya que la obra es del estado nacional, enclavada en territorio provincial, pero en una jurisdicción nacional, el recurso agua es de la provincia. Así todo, se planea ceder en concesión la explotación, a la empresa privada que adquiera en licitación, la mayoría accionaria, como han declarado las autoridades nacionales que deciden, por la parte propietaria, de la represa.
Todo se encamina aparentemente, a que, como resultado de no haber trabajado consecuente y constantemente, en mejores alternativas, solo quedaran las intenciones declamadas de los concejos deliberantes y las expresiones solitarias de algunos políticos, manifestando el deseo de hacer algo más importante para la región y la provincia, con esta obra tan emblemática de la cordillera.
Una pretensión de mínima, sería lograr al menos, contratos convenientes para que le llegue directamente, al habitante usuario de la región, una tarifa beneficiosa que sirva de estímulo al consumo de energía eléctrica y de señal positiva, para las inversiones que necesiten el imprescindible insumo.
Pero aparentemente, a juzgar por los hechos, la provincia estaría dejando pasar esta oportunidad y la posibilidad, de abandonar su participación minoritaria sin trascendencia, y un canon mendicante, buscando pasar así, a administrar este aprovechamiento y nuestro recurso, gestionando los beneficios de la generación de energía eléctrica que produce la represa, que ha sido muy bien gerenciada todos estos años, con excelente mantenimiento e inversiones, que han alargado su vida útil.
A dos meses de la finalización de este contrato que duro 30 años, como suele decirse en estas circunstancias, el silencio es atronador.
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