Piden respetar ordenanza y evitar el uso de pirotecnia en celebración de Año Nuevo

Giacobone dijo que el balance de la Navidad «fue preocupante ya que tuvimos muchos perros extraviados, con más de 20 casos, y encontramos dos perros atropellados por vehículos, seguramente desorientados por el ruido de las detonaciones» expresó.
La funcionaria explicó que el impacto de las explosiones «es devastador para la fauna urbana, ya que el miedo extremo lleva a muchos perros a huir de sus hogares en un estado de desorientación total».
«Esto deriva frecuentemente en animales extraviados, heridos por accidentes viales al cruzar calles sin precaución o, en los casos más graves, fallecidos a causa del estrés cardíaco o de las lesiones sufridas durante sus escapes», dijo Giacobone, quien como ejemplo de la magnitud de este sufrimiento, relató que tras un noche con uso de pirotécnica, encontraron al otro día colchones destrozados y cuchas desarmadas en la perrera municipal, producto del nivel de angustia y desesperación que experimentan las mascotas al intentar refugiarse del estruendo.

EFECTO EN NIÑOS AUTISTAS Y ADULTOS MAYORES
Más allá de esto, la funcionaria destacó que la empatía debe extenderse a toda la comunidad, haciendo especial hincapié en el sufrimiento que la pirotecnia sonora provoca en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y en adultos mayores. Para estos grupos, al igual que para los animales, los ruidos de alto impacto no representan un festejo, sino una fuente de estrés profundo y descompensación emocional.
Giacobone recordó que actualmente el área de Fauna Urbana tiene a su cargo a 17 animales que manifiestan cuadros de ansiedad, miedo y angustia severa ante cada detonación, lo que refuerza la necesidad de tomar conciencia sobre el daño que se causa al prójimo y a los seres sintientes.
Finalmente, la coordinadora de Fauna Urbana apeló a la voluntad de los vecinos «para celebrar el fin de año y la llegada del 2026 de una manera más solidaria y respetuosa, transformando los hábitos de festejo en acciones que no pongan en riesgo la vida ni la integridad de los demás», agregando que «la verdadera construcción de una comunidad sana depende del cumplimiento de las normas vigentes y, fundamentalmente, de la capacidad de comprender que el derecho al festejo de unos no puede vulnerar la tranquilidad y el bienestar de otros» terminó diciendo.