En Rocky Trip

La historia de la tumba de Don Alipio en el camino de roca de Los Altares

Conocé quién fue el español protagonista de uno de los puntos más conocidos a la vera de la ruta 25, conocido como "Rocky Trip". ¿Por qué descansa allí? ¿Por qué fue tan conocido?

por REDACCIÓN CHUBUT 16/10/2023 - 20.46.hs

La foto principal de esta nota es de Mónica Mundaca. La compartió en redes sociales, a la espera de que alguien pueda advertir la importancia de acompañar esa tumba con un cartel que brinde información de quién era Alipio de La Lama, que concentrará la atención de esta publicación en los próximos párrafos.

 

Don Alipio fue un inmigrante español del siglo XIX que se instaló en un recóndito lugar de la provincia del Chubut. Imaginemos que en aquel momento, sin la infraestructura y los vehículos de ahora, la ubicación de un almacén en "medio de la nada" era una salvación para aquellos que unían la zona de Los Altares, o los que viajaban desde el Valle a la Cordillera.

 

En aquel momento, los caminos eran de tierra, en muchos casos, puro pedregullo y rocas. 

Carlos Espinosa relató en su blog que a unos 15 kilómetros, antes de llegar a la población de Los Altares, está ubicada la tumba de Don Alipio de La Lama, un almacenero español, que guarda un atractivo particular.

 

Sobre la banquina izquierda (si se marcha hacia Esquel) hay un pequeño cartel que indica el nombre con el que, desde 1870 más o menos, se conoce el sitio: “Rocky Trip”.

 

El nombre viene del inglés (lengua alternativa de galés) y se puede traducir literalmente como “camino de roca” y es una referencia al paso por donde las caravanas de carros tirados por mulas o caballos cruzaban el cordón de bardas para llegar hasta las orillas del río Chubut, para que los animales y hombres tuvieran algunas horas de descanso en la larga travesía.

 

El paso era muy duro y accidentado, ya que los carruajes debían bajar una pendiente de 45 grados. Realmente era una odisea transitar por esos lugares y hasta debían atar a los animales por detrás de los carros cargados de insumos para que pudieran emprender el descenso.
 

 

En ese lugar tan inhóspito estaba nuestro almacenero español.

 

En la bajada del Rocky Trip, a unos 200 metros de la costa del río, había instalado su almacén de campaña (un “boliche” como se le dice en el campo argentino) el español Alipio de la Lama.

Dicen que el hispánico comerciante, cuyos servicios de provisiones eran muy solicitados por los viajeros, compensaba los sacrificios de la soledad en ese paraje inhóspito con los beneficios de la buena lectura, y que su biblioteca estaba muy bien provista.

¿CÓMO MURIÓ?

 

El 17 de enero de 1927, Alipio tuvo una de tantas discusiones con un viajero desconocido (quizás por alguna cuenta que el parroquiano no quería pagar) que tuvo final sangriento, con la muerte del español. Cuenta la historia que lo habría apuñalado directamente al corazón.

 

Sus amigos lo enterraron allí mismo, al costado de la huella, y el modesto sepulcro del bolichero todavía se conserva, como un testimonio de los tiempos en que los viajes por la Patagonia eran un poco más peligrosos que en la actualidad.

 

 

"Guardé silencio enfrente de la oxidada cruz forjada en hierro y percibí la mirada vigilante de un jote de cabeza colorada que volaba a más de 20 metros de altura sobre mi cabeza", relató en su momento Espinosa.

 

Esta historia ha sido repasada en muchos libros. Es parte de lo que hoy es Chubut. Es parte de nuestro registro, de la llegada de los colonos, de la "loca" idea que tuvieron de unir el valle con la cordillera y los personajes que surgieron en medio de todo ese emprendimiento. 
 

 


Seguramente te cruzaste muchas veces con ese cartel. Muy cerca está la tumba construida por Don Inciarte quien era propietario de una tropa de carros y muy amigo de La Lama. Un curioso personaje, seguramente duro, firme, estricto, pero apasionado por los libros que, seguramente, era parte de la mercancía que le llegaba cada tanto, entre tantos viajeros que pasaban por su almacén que se fue con el viento patagónico, pero su historia perdura, como tantas otras. 

 

Si visitás el lugar, no lo alteres o dañes, preservemos este sitio histórico.

 

 

 

 

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?