Divididos llenó de rock el Nuevo Palacio Aurinegro
por REDACCIÓN CHUBUT 21/06/2016 - 00.00.hs
Durante dos horas, el power trío del oeste de la provincia de Buenos Aires deleitó a un Palacio Aurinegro que contaba con una importante cantidad de espectadores. A las 21.55 las luces se apagaron y comenzó a sonar el Himno Nacional Argentino, seguido de Tanto Anteojo que marcó el arranque del show.
GRANDES EXITOS
Para esta gira, Divididos preparó una lista con éxitos de toda su carrera, que no daban ni un respiro al público ávido de rock. Así se fueron sucediendo clásicos de la banda como Sábado, Qué tal, Elefantes en Europa y Qué ves. Luego llegó un momento de tranquilidad, donde Mollo y Arnedo, sentados en banquetas, tocaron varias canciones un poco más tranquilas, como Dame un limón, Spaghetti del rock, Par mil, llegando al momento folclórico con la chacarera Huelga de amores. Luego de este momento de tranquilidad, volvieron a subir los ánimos de la mano de El Burrito, con armoniquista invitado, y El Arriero, donde Mollo desplegó un solo de guitarra impresionante.
COMPROMISO
Divididos no es una banda que se caracterice por hablar demasiado, más bien son de pocas palabras arriba del escenario, pero Ricardo Mollo se tomó un momento para hablar sobre lo que es Puerto Madryn y alrededores. El cantante contó que el sábado realizó el avistaje de ballenas y elogió las bondades naturales del lugar, pero se mostró preocupado por la Megaminería. Por ello, el músico pidió cuidar el agua y hasta mostró una bandera que rezaba “No a la Megaminería. Patagonia Rebelde”.
HOMENAJES
Además de El Arriero, que pertenece a Atahualpa Yupanqui, Divididos se hizo un tiempo para homenajear a otros músicos. Tengo, de Sandro, Sucio y Desprolijo de Pappo sonaron en el Nuevo Palacio Aurinegro, aunque el momento más emocionante fue el dedicado a Luis Alberto Spinetta. Antes de tocar Amapola del 66, tema dedicado al “Flaco”, Mollo pidió prestada al público una bandera del grupo Almendra, la cual colgó y le dijo “Feliz día papá”. Para el final quedaron dos clásicos de Sumo: Crua Chan y El Ojo Blindado, con el que se cerró un show donde quedó más que demostrado el por qué del apodo “La Aplanadora del rocanrol”.
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