FIESTA
Fuimos a Pisco, un pueblito de Perú, sobre el Océano Pacífico. El sol y la brisa de mayo acompañaban nuestro asombro. La playa pedregosa y los barcos encallados daban un marco inesperado a nuestro viaje.
por REDACCIÓN CHUBUT 16/07/2023 - 10.49.hs
En plena calle vimos un colorido carrito que ofrecía frutas, hombres y mujeres humildes que vendían mariscos, la gente tan amable y sonriente con nosotros y exóticos vehículos que pasaban con carteles…
Muchas fotos nos recuerdan ese día y nos hacen revivir las diferentes sensaciones vividas.
Almorzamos en el restaurante “Grecia”, un lugar típico para la gente del lugar, no para turistas. Nuestra guía lo eligió justamente por eso, para que pudiéramos vivenciar la cultura del país desde adentro. El comedor daba a una esquina.
Ricos y frescos manjares nos tomaban por entero el paladar y la atención. Los sabores y los nombres nos tenían absortos. La cerveza Cusqueña regaba el banquete, también el Pisco Sour. Una mesa larga y llena de risas conformaba una postal inusual para los pobladores del lugar que nos miraban sin pudor.
Estaban las puertas abiertas de par en par, daban a ambas calles; escuchamos una música fuerte y pudimos observar un gentío reunido alrededor de algo que, desde lejos, parecía un acto.
A los pocos minutos vimos el traslado de un ataúd, cubierto de pétalos rojos y rosados, trasladado por cuatro fuertes hombres. Detrás lo seguían personas de todas las edades...
Salí a la vereda para ver más de cerca la ceremonia, urgida por ese impulso que tenemos los turistas curiosos. Detrás del féretro iba un gentío cantando, acompañado de instrumentos musicales que me hicieron remitir al sonido de las bandas de la policía. La trompeta se destacaba especialmente.
La gente iba contenta y charlando, se comunicaban con los que estaban en la vereda alrededor mío levantando sus brazos en forma de saludo. Los automóviles paraban para dejarle paso a los que participaban del traslado del muerto.
Me llamó la atención la forma de afrontar ese momento de la vida que tiene esta cultura. Recordé inmediatamente a los sepelios galeses, tan distintos de los católicos… ¡Vivir el paso como una fiesta!
Susana Arcilla
susanabeatrizarcilla@gmail.com
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