LA COLUMNA DE SUSANA

EL MAR DE LOS BOSTEZOS

por REDACCIÓN CHUBUT 23/11/2025 - 17.14.hs

Cuando entramos al salón los bostezos empiezan a aparecer. A medida que avanzamos hacia las mantitas y nos desplomamos en ellas, con cierta elegancia, se vuelven más sonoros e irreprimibles. Ya estamos a tono con el lugar.

 

Con la voz de Irene algunos se vuelven gigantescos y desfachatados. Pareciera que necesitan ese permiso para desatarse. Y eso que recién empieza la clase.

 

En la relajación final los bostezos se vuelven un mar de olas que se atropellan por llegar a la arena. Van cayendo en cascadas repetidas…

 

Hay de todo tipo: algunos son tímidos, como los míos cuando creía que eran una descortesía. Otros son abultados, excesivos, exagerados, exuberantes, descomunales… Los hay femeninos y también masculinos.

 

No tienen vergüenza, están autorizados. Irene dice ¡Desperécense! ¡Y si quieren bostecen! ¡Estíiiiirense! Y bueno, así quién los detiene…

 

Usted profe, con esa voz tan suave y relajante, nos invita a volvernos etéreos y volátiles…

 

¡Mar de bostezos en la clase de Yoga! Un día vamos a desaparecer todos juntos y de una sola vez. Y vaya a saber adónde iremos a parar…

 

Susana Arcilla
[email protected]
 

 

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