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El viento, un formidable recurso natural

Ayer fue el Día Internacional del Viento, recurso natural y materia prima de una de las más importantes energías alternativas, que la realidad que hoy actualiza la pandemia nos presenta a la eólica como una de las energías limpias que más aportarán a la matriz energética del futuro.

Las eólicas tienen una estrecha relación con la producción de hidrógeno, ambas energías que, por su casi nulo impacto ambiental, están consideradas dentro de los principales combustibles que en un futuro, en el que el consumo masivo de energías fósiles, por el impacto ambiental que provocan, irá disminuyendo de las proporciones que actualmente ocupan, con el consiguiente impacto que ello representará las regalías hidrocarboníferas que hoy sostienen a las provincias patagónicas.
En enero de 2010 y por este mismo medio, bajo el título «Patagonia, Kuwait eólico del siglo XXI» señalaba que en la Feria Internacional sobre Energías Alternativas, en Hannover, (Alemania), el ingeniero Erico Spinadel, presidente de la Asociación Argentina y vice de la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA), había sostenido que la Argentina, exportando viento en forma de hidrógeno líquido, se convertiría en el Kuwait del siglo XXI. Sosteniendo ello Spinadel señalaba que la Patagonia tiene vientos de más de 10 metros por segundo (m/s), lo que supera los 8.5 m/s a 10 m/s que rinden los campos eólicos Off/Shore en el mar del Norte y al promedio de 6.5 a 7m/s. que registra Alemania.
Para tener una idea acerca de la magnitud de las posibilidades que se abren en la Patagonia a partir de la producción de eólica de hidrógeno, bajo el título «Exportar viento», en el diario La Nación del 28 de julio del 2002, el Ing. Erico Spinadel sostenía que a partir de un barril de petróleo superior a los u$s 40, la producción de hidrógeno se tornaba rentable y que en 1.000 kilómetros cuadrados (20 kilómetros por 50), instalando en Santa Cruz 6.000 molinos eólicos, estos producirían, por día, la energía necesaria para producir en hidrógeno, el equivalente energético, a 48.000 barriles diarios de petróleo (17.520.000 barriles anuales). Estos volúmenes representaban en 2002, el 3% de la demanda diaria de energía de Japón. En aquel tiempo el barril se cotizaba a u$s 70 el barril, por lo que Spinadel sostenía que ello representaba una facturación de 1.226 millones de dólares al año y la inversión para ese proyecto, a valores del 2002, la estimaba en 600 millones de dólares, con la generación luego de empleo en Santa Cruz de 600 personas. Con la caída del valor y considerando un barril a u$s 40, ese equivalente a 48.000 barriles diarios, representarían hoy una facturación anual de u$s 700.800.000 al año, los que en regalías petroleras del 12% representarían para el estado santacruceño 84.096.000 dólares año.
Han pasado casi 20 años, el desarrollo tecnológico del sector ha sido enorme y la reducción de costos también, pero lamentablemente nunca en Chubut, ni en Patagonia, el tema de nuestro recurso natural eólico ha sido motivo de un análisis y discusión acorde a su importancia presente y fundamentalmente su trascendente valor para el futuro económico y social provincial.
En la actualidad Chubut es la segunda provincia productora de energías eólicas, pero a diferencia de Buenos Aires, que es la primera, enviamos casi toda nuestra producción para su consumo en el norte del país. A pesar de ello nuestras tarifas por los consumos de energía en Chubut, no tienen ningún tipo de ventaja diferencial por lugar de origen y producción y además el Estado provincial y municipios no perciben ningún canon, impuesto o renta por esas explotaciones energéticas derivadas de nuestro recurso natural eólico.
En nuestro país, intereses de la economía centralizada y concesionaria, oportunamente han pretendido ridiculizar a los patagónicos publicando que querían cobrar un «impuesto al viento», pero jamás han informado que tanto en Europa como en América no cobran ningún «impuesto al viento», pero que allí se han creado y se tributan canon eólico, fondos de compensación ambiental y que ante los reclamos judiciales presentados contra ellos por quienes explotan parques eólicos, tanto la Justicia española, como la Corte Europea, han avalado la vigencia de los mismos.
Recordando el Día Internacional del Viento, hoy inexistente en la agenda patagónica y chubutense, he querido plantar este tema, para que el conjunto de nuestra dirigencia política, gremial, empresarial y social, lo incorporen en la agenda del Chubut, que pos pandemia deberemos diseñar como base de una nueva economía del futuro y para cuyo éxito los indiscutibles derechos constitucionales de Chubut sobre sus recursos naturales, deberán estar perfectamente definidos y cuantificados, no para seguir acrecentando el ya enorme tamaño del estado, sino para tener garantizados servicios de excelencia en educación, salud, seguridad y fortalecer actuales actividades productivas, promocionando además los futuros emprendimientos que sean generadores de trabajo privado y consecuentemente calidad de vida para los chubutenses.
 

 

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