Puerto Madryn

Detrás de las palabras

LA MARCA EN EL ORILLO. Qué bien vienen las frases hechas, esas que guardamos en la manga para cuando la vida cante que hay que sacarlas, entonces ponemos sobre la mesa la que mejor cuadre. Pocas nos identifican tanto como «La marca en el orillo», porque nos etiqueta y queda a la vista de todas las miradas.

A lo largo de la historia , la humanidad ha ido atravesando maneras de manifestarse, modos y  modas de escribir sus circunstancias y el cuerpo humano ha ocupado  lugar preferencial,   vestirlo, desvestirlo, ocultarlo, insinuarlo, ponerlo sobre el tapete…  y el tatuaje ha sido la marca por excelencia, ocupando  un espacio de relevancia entre el erotismo y el pudor ,  como arma de seducción  ,  para enaltecerse frente al enemigo, como protección y máscara ante los miedos o manifestando una identidad que provocara o desafiara desde la piel, dejando allí  en esas huellas , las marcas del deseo … 
Para llegar a él siempre  ha sido necesario atravesar cierto camino de riesgo heroico,    agujas punzantes, afilados huesos, tinturas, cortes, escarificaciones, quemaduras… dolorosos caminos para sellar en el cuerpo una  topografía deseante. Acaso irán juntos el dolor y el deseo?? Duele no tener lo que se desea…¿¿y tenerlo?? 
La marca, «las marcas», en todos los tiempos revelan y a veces rebelan… porque el cuerpo es sin duda esa caja de resonancia donde no tiene lugar ningún olvido…allí se guardan señales del tiempo andado…
Nuevas marcas nos signan hoy, etiquetas no dibujadas, porque atravesamos  tiempos  de formas invisibles, sin tintas ni cortes, acaso heridas internas que se traducen en gestos, actitudes, estrategias, otra dramaticidad nos corporiza, otro dolor nos atraviesa, nuevos modos… acaso tatuajes internos que comprimen los deseos… tatuajes bajo la forma de relatos cargados de palabras distintas,  historias donde el contexto impone otros   sentidos, con la mirada barriendo el horizonte, alertas a lo que se acerca, y uno desarrolla estrategias para salir indemne mientras algunas palabras martillan la mente:  distanciamiento social,  prevención, no tocar ni tocarse, cuidado, porque el protocolo y la ausencia de olores y los dos metros y lo clandestino…
Ahhhh!!! y la improvisación y tantas opiniones!!! Tatuajes de dudas angustiantes en un territorio incierto, de fronteras ajenas a la cotidianidad…
 Cuesta asimilar tanta batalla en la cabeza, cuesta desaprender, para aprender y aprehender…el ASPO, el DISPO… y se lava antes, durante y después y el 70/30 y no tocar, no tocar, no tocarrrrr!!!… entre tanto cuidado pierde las llaves, los lentes, se le quema la salsa, se pierde entre pensamientos que no termina de entender porque lo que hoy es, mañana no es, pero no se olvida del alcohol en gel…y rocía el día entero…los billetes mojados le piden tregua, pero la prevención es la prevención…y cualquiera puede ser asintomático…y las vacunas no son de hoy para mañana y entre tanta cosa la duda se hace carne…y busca aposento.
 Con ella instalada la voluntad pierde fuerza,  cierta despersonalización la invade, y  unos y otros nos debatimos  entre la incertidumbre de un camino u otro… y ante los ojos un nuevo espejo de la humanidad …  La juventud como llama  que  necesita rebelarse para sentir que oponiéndose se reconoce como ser independiente…y uno quiere entender pero le cuesta, revela su andar de pasajero que hace tiempo viene en tránsito, sabiendo que los mismos caminos no interpretan en todo tiempo el mismo mensaje…y que a los costados hay banquinas que conllevan un sentido de protección, cuasi tatuajes con señales  que es bueno mirar, algo nos dicen, alertan,  guardan una sabiduría que ya no busca espejos…llevan consigo otras marcas. Tal vez, simplemente,  la gran marca de estos tiempos sea la falta… ¿cómo decirlo? Tal vez nos esté faltando la salsa de la vida, esa que queda en el plato al final de la comida, esperando un pedacito de pan para impregnarnos de gusto cada día…

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?