Puerto Madryn

El recuerdo de Manuel Belgrano a 250 años del nacimiento

Por  Pascual Quevedo, Presidente del Instituto Belgraniano Puerto Madryn

Los Belgrano son originarios de Costa d’Oneglia, angosta franja que se extiende sobre el mar del norte italiano, en el poniente de la Liguria. Los ligures se consideran descendientes de los bárbaros indómitos, que lucharon contra las tropas romanas y solo fueron vencidos tras la derrota de Anibal. Tierra de guerreros y viajantes, son el crisol donde se forjó la familia del General Belgrano.

por REDACCIÓN CHUBUT 16/06/2020 - 00.00.hs

Siendo muy joven, Domingo Francisco Belgrano Peri, se trasladó a Cádiz, pasando luego al Río de la Plata, llegando a Buenos Aires en 1750.
Castellanizó su apellido en Belgrano Pérez. Fue un próspero comerciante que manejaba el circuito comercial de la época del virreinato del Río de la Plata. En 1778 ingresó en la Administración de la Aduana como vista y contador. En 1781 fue designado regidor del Cabildo y síndico Procurador General. Fue uno de los comerciantes establecidos en Buenos Aires que bregaron para conseguir el establecimiento del consulado.
Consagró su matrimonio el 4 de noviembre de 1757 en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, ubicada en la actual Reconquista y Perón,  con María Josefa González Casero; porteña de familia patricia oriunda de Santiago del Estero.
A partir de su primera hija, en 1758 el matrimonio Belgrano tuvo dieciséis hijos durante veintitrés años, de los cuales tres de ellos no superaron la niñez. Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano es el octavo hijo de la familia.
No hay registros de sus estudios primarios, pero considerando que el convento de Santo Domingo, quedaba a media cuadra de su casa paterna y que sus padres eran fervientes devotos de Santo Domingo,  seguramente debe haber iniciado allí  su formación por el conocimiento de las letras y los números.
Tuvo la posibilidad de cursar sus estudios secundarios en el Real Colegio de San Carlos, el mejor de la capital del Virreinato, ubicado en Bolívar y Alsina, hoy actual ubicación del Colegio Nacional de Buenos Aires. Sus padres aspiraban que sea un futuro comerciante.
En el transcurso del  cuarto año, en 1786 viajó a España, llegando a Madrid ese mismo año. Allí cambió radicalmente sus metas profesionales al decidir que su futuro sería el Derecho. En esa época, las principales universidades donde podían llevarse adelante estudios de Leyes eran la de Salamanca y la de Valladolid;  las dos más concurridas en la península Ibérica. El 11 de febrero de 1789, con apenas 19 años obtuvo el título de Bachiller en Leyes. Constancias históricas permiten discernir  que estudió en Salamanca, pero se recibió en Valladolid.
En ese entonces, España como el resto de Europa, vivió el auge de los estudios sobre economía política, y Manuel Belgrano supo vincularse con sociedades económicas destacadas y personalidades en esa materia. Llegó a presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política en Salamanca y durante su permanencia en Madrid fue miembro de la Academia de Santa Bárbara del mismo género. 
Tampoco omitió la lectura de autores ilustrados como Montesquieu, Quesnay, Rousseau, Galiani, Campomanes, Jovellanos, Adam Smith, algunos de los cuales traduce o glosa. A ello sumado su buen dominio del italiano, frances e inglés que le facilitan poder apreciar la amplitud de sus conocimientos, de su haber doctrinario, que pondrá luego al servicio del engrandecimiento de nuestra patria.
La Revolución Francesa, que lo sorprendió en España, causó en él, por su magnitud política y social, una profunda impresión en el espíritu de Belgrano.
Luego de ampliar sus conocimientos, referidos a los de economía, continuó perfeccionándose y viajó a Valladolid a comienzos de 1793 dirigiéndose a la cancillería para gestionar la licencia.  Le tomaron un examen el 31 de enero el cual fue aprobado, validándolo luego  en Madrid. A partir de entonces, se convirtió en el licenciado Manuel Belgrano.
Su estadía en España le permitió establecer relaciones con hombres con poder de decisión, cercanos al Rey. El 6 de diciembre de 1793, Belgrano recibió una comunicación oficial, anunciándoles que ha sido nombrado Secretario Perpetuo del Consulado que se ha de erigir en Buenos Aires. Esta oficina tenía la principal función de fomentar el comercio y las actividades productivas del territorio del virreinato.
Regresó a Buenos Aires en 1794, con 24 años y la posibilidad de ejercer la vocación que más lo atrapaba: la economía. De esta manera se convirtió en un funcionario  de peso en Buenos Aires, trabajando en conjunto con los principales comerciantes de la ciudad que conformaban el cuerpo del Consulado. 
Entre sus actividades figuraba la de redactar memorias anuales que contuvieran propuestas para mejorar la producción y la economía del Virreinato. En síntesis,  un programa de acción de gobierno.

 

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