Nuestra ciudad ya merece recambios de semáforos de mayor tecnología
A medida que las ciudades van creciendo en el parque automotor y aún más en lugares turísticos como el nuestro requiere de una actualización en el tiempo para lograr una mejor prestación del servicio de semaforizacion y ese es el caso de nuestra ciudad.
por REDACCIÓN CHUBUT 22/02/2022 - 00.00.hs
Este funcionamiento depende del tipo de semáforos. Los más antiguos se programan para que cada color tenga un tiempo constante durante todo el día, sin importar la cantidad de auto que transita a determinada hora.
Los más modernos, llamados semáforos inteligentes, determinan la duración de cada luz de acuerdo al flujo vehicular. Este puede ser detectado gracias a unos sensores ubicados en el pavimento por donde transitan los vehículos
Así, en una calle por la que circulan muchos vehículos a cierta hora del día, el semáforo va a darle un tiempo más largo a la luz verde para que no se acumule el tráfico.
En general, la programación de los semáforos es sencilla. En el caso de los más antiguos, se le asigna al programa unos tiempos fijos para cada luz y en el caso de los semáforos modernos, se diseña un programa que obedece a los sensores de flujo vehicular los cuales deciden cuánto tiempo durará cada luz.
La ubicación y programación de los semáforos se realiza teniendo en cuenta la importancia de las vías y los volúmenes de vehículos que se mueven por ellas. De acuerdo a esto, los tiempos de los semáforos de una intersección, es decir, donde se cruzan dos vías, pueden ir cambiando.
Actualmente, los semáforos son una solución de movilidad ante el creciente flujo vehicular. Los expertos analizan constantemente las vías, las intersecciones y el número de autos que transitan por allí, con el fin de determinar la duración de cada luz, para permitir que tanto vehículos como peatones se puedan desplazar de una forma segura y fácil.
En Puerto Madryn aún la gran mayoría se usan varios de esos elementos con un sistema tecnológico muy antiguo que en muchos casos dificulta la visibilidad de conductor y de los transeúntes con lo cual se torna difícil poder cruzar una avenida o una calle.
Sin embargo habrán notado que en nuestra ciudad van sustituyendo progresivamente los viejos semáforos, compuestos de una bombilla tras un cristal coloreado (verde, ámbar o rojo), por un nuevo modelo que incluye multitud de diminutas lámparas de colores que, en conjunto, y a modo de píxeles, generan un efecto similar al que antes se tenía. La tecnología que emplean estas señales se denomina LED (Light Emitting Diodes o diodos luminiscentes) que consiste en un dispositivo electrónico que emite luz de un solo color cuando pasa electricidad a través de él. De este modo, al agruparse suficientes LEDs en una matriz, éstos pueden emitir la cantidad de luz necesaria para reemplazar un halógeno en aplicaciones tales como semáforos de tránsito, señalización e iluminación ornamental.
Este tipo de semáforos tiene ventajas frente a los antiguos: El coste de mantenimiento es menor ya que el funcionamiento del semáforo no depende de que se funda o rompa una bombilla. Al tener múltiples lámparas puede seguir funcionando aunque se fundan varias. Y no hay que acudir con urgencia a arreglar el semáforo. Además, los diodos LED tienen hasta 10 años de vida útil, mucho más larga que las lámparas convencionales.
La pixelización permite crear nuevos efectos, como la animación del muñeco verde que anda para indicar el paso a peatones, y que corre para indicar que está a punto de ponerse rojo. O los indicadores numéricos que indican cuántos segundos quedan para que se cierre el paso a los peatones.
Muy bajo consumo, del 5 al 15 % de su similar con lámparas incandescentes. Al tener lente incolora, su luminosidad no queda afectada por la luz solar. Condición neutral cuando está apagado; cierre hermético contra el polvo y la humedad; señalización luminosa uniforme y mejor visión a elevadas distancias.
Trabajan a baja tensión adaptándose perfectamente a la mayoría de las fuentes de alimentación de los equipos, y reduciendo al mínimo los posibles riesgos de electrocución. Emiten poco calor ya que el LED es un dispositivo que opera a baja temperatura en relación con la luminosidad que proporciona.
Tienen una anchura espectral pequeña, convirtiéndolos de esta forma en el sistema perfecto de iluminación para visión artificial, ya que de esta manera la cámara capta con mucho más detalle el objeto, pudiendo apreciar mejor las posibles imperfecciones del mismo. El LED es un dispositivo de longitud de onda fija pero que puede trabajar en una amplia banda del espectro. Para cubrir todo este ancho de banda existen en el mercado una gran gama de LEDs que nos permitirán iluminar con una longitud de onda específica, o lo que es lo mismo en un determinado color (rojo, verde, ámbar, blanco e incluso ultra violeta).
¿Cómo funcionan?
Ya saben. Esos en los que en vez de encenderse una bombilla grande, lo hacen varias lámparas pequeñas o puntos de luz denominados LED. Desde el punto de vista físico un LED o diodo emisor de luz, es un dispositivo semiconductor que emite luz monocromática, cuando se polariza de forma directa la unión PN del mismo y circula por él una corriente eléctrica. Este fenómeno no es más que una forma de electroluminiscencia. Su color depende del material semiconductor empleado en la construcción y puede variar desde el ultravioleta, pasando por todo el espectro de luz visible, hasta el infrarrojo. El dispositivo semiconductor está comúnmente encapsulado en una cubierta de plástico de mayor resistencia que las de cristal que usualmente se emplean en las bombillas.
Aunque el plástico puede estar coloreado es sólo por razones estéticas y no influye en el color de la luz emitida. Son varias las razones del uso de los LED, frente a las lámparas de incandescencia:
1. Ahorran energía dado su bajo consumo; se calcula que necesitan sólo el 10% de la energía que necesitan las lámparas tradicionales.
2. Suponen una reducción de la emisión de gases a la atmósfera
3. Tienen una vida útil mayor; se les estima una vida media unas 50 veces superior.
4. Poseen una mayor seguridad operativa, necesitando mucho menos mantenimiento y siendo más sencillas de recambiar.
5. Por no hablar de que se trata de una unidad óptica a prueba de luz solar, con una señalización luminosa uniforme y un alto contraste con la luz solar.
En definitiva más rentabilidad, unida a mayor seguridad vial y un mayor respeto por el ambiente. No hay lugar a duda. No tiene comparación. Hay que cambiar las lámparas incandescentes por las LED. Un cambio inteligente.
Tendencia de cambiar todas las luces del planeta por iluminación LED. Los resultados han sido más que sorprendentes, porque sólo en el plano económico los habitantes de este planeta nos ahorraríamos 1,83 billones de dólares en un periodo de 10 años. Pero hay mucho más, con el este simple cambio de tipo de bombillas las emisiones de CO2 se verían reducidas en 10,68 gigatoneladas, el consumo de crudo se reduciría en 962 millones de barriles y finalmente las plantas de generación de luz eléctrica del mundo se verían reducidas a sólo 280. El período citado por los científicos para estas transformaciones también sería una decena de años. Todos estos datos fueron recogidos en el informe “Transcending the replacement paradigm of solid-state lighting” hecho por Schubert y Jong Kyu Kim y que ha sido publicado recientemente en la revista Optics Express. Y es que esta paulatina suplantación de las bombillas tradicionales hacia iluminación LED (light-emitting diodes) no debería sorprender a nadie, ya que estos diodos de luz necesitan 20 veces menos energía que las bombillas tradicionales y 5 veces menos que las luces fluorescentes. Si multiplicamos estos datos por toda la iluminación pública mundial y la que tenemos instalada en casas y empresas los datos ofrecidos en este informe empiezan a cuadrar. Tanto es así, que el gobierno de los EE UU ya ha tomado cartas en el asunto y está realizando una gran campaña estatal para el cambio de su luz tradicional por la iluminación LED.
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