El rigor del árbitro abrió la polémica
El desempeño arbitral en un clásico siempre está bajo la lupa, y más aún cuando se trata de un partido de alta intensidad y con tanto en juego. Bruno Amiconi, el juez del encuentro entre Deportivo Madryn y Guillermo Brown, no fue la excepción. Las decisiones tempranas y las expulsiones marcaron el curso de un partido que, sin esas intervenciones, podría haber tenido otro desarrollo.
por REDACCIÓN CHUBUT 30/09/2024 - 00.00.hs
El árbitro comenzó mostrando autoridad, sacando tres tarjetas amarillas en los primeros 15 minutos. La primera amarilla a Federico Marin, por una falta que no dejó lugar a dudas, fue acertada y sin objeciones. Sin embargo, fue la expulsión de Cristian Gorgerino a los 15 minutos lo que encendió los reclamos del lado de Brown. Amiconi interpretó un golpe sin pelota al rostro de un jugador de Madryn, una jugada que, aunque controversial, no tuvo el peso visual suficiente como para justificar la roja directa. El jugador de Brown protestó, como también lo hizo todo su equipo, pero la decisión ya estaba tomada y los dejó con un hombre menos a una altura muy temprana del partido.
La segunda tarjeta roja, esta vez para Román Riquelme, fue clara y sin discusión. El codazo frente a la mirada del árbitro fue evidente y dejó sin margen de maniobra al jugador, cuya irresponsabilidad terminó por sepultar las aspiraciones de Brown.
Ya en el segundo tiempo, llegó una aparatosa caída de Facundo Giacopuzzi en el área. Amiconi, le llamó la atención al defensor y hasta cabía una amonestación.
La última expulsión, a Mario Galeano, llegó en el cierre del partido y generó más discusión. Galeano, en carrera, golpeó al defensor rival, pero la jugada, si bien imprudente, parecía más para una amarilla que para una roja directa. La decisión de Amiconi, terminó desluciendo un partido ya condicionado por las expulsiones previas.
En definitiva, el arbitraje de Amiconi tuvo más sombras que luces. Mientras que algunas decisiones, como la expulsión de Riquelme, fueron indiscutibles, otras, como la de Gorgerino y Galeano, parecieron exageradas y dejaron a Brown con una sensación de haber sido perjudicado. El partido, condicionado por estas decisiones, perdió equilibrio, lo que terminó afectando el espectáculo general. El rigor con el que manejó algunas jugadas clave dejó abierta la puerta a la polémica.
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