La familia Aurinegra vivió su fiesta en las tribunas
La tarde cayó empapada sobre el Abel Sastre como si el cielo también hubiera decidido jugar su propia final. Desde temprano, la lluvia golpeó los gorros, las banderas y los bombos, pero nada logró disuadir a la marea Aurinegra que se acercó igual, empapada de fe, a ver al Aurinegro disputar la final por el ascenso ante Estudiantes.
por REDACCIÓN CHUBUT 30/11/2025 - 20.30.hs
La lluvia empezó temprano, antes de que los equipos siquiera lleguen al estadio, pero la hinchada de Deportivo Madryn ya venía preparada, desde las 14 se abrieron las puertas del estadio. Algunos con pilotines, otros con bolsas de consorcio agujereadas a modo de campera, y varios—los más fanáticos—directamente con la remera aurinegra empapada, como si esa fuera su armadura para la final.
El partido todavía no había empezado, pero el estadio ya tenía su propio ambiente: olor a tierra mojada, bombos amortiguados por la humedad, papelitos que se pegaban en el piso, y un murmullo colectivo que crecía con cada minuto.
En las tribunas estuvieron exjugadores del club, como así también jugadodes de toda la zona y dirigentes de distintas instituciones, el fútbol del valle se plegó a esta fiesta del fútbol.
Las capas de plástico flameaban como banderas improvisadas y cada charco en la platea parecía un recordatorio de que esta final no se jugaba sólo contra un rival, sino contra el clima y contra la historia.
Cuando salió Madryn, el grito fue un trueno que por un instante opacó al cielo, fuegos artificiales y bengalas negras y amarillas que venían desde la tribuna hicieron que en un momento no se viera la cancha.
Cada ataque, cada presión, cada pelota dividida era acompañada por el rugido de la tribuna, que parecía olvidar el frío.
La lluvia había sido testigo, pero el verdadero espectáculo estuvo en la tribuna.
Porque hay finales que se ganan o se pierden y hay otras que se viven, como esta: bajo un cielo que llovía fútbol.
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