IA aplicada a la gestión pública y productiva en la Patagonia
Por Isabel Zarate - MIZ & Asociados para el chubut
por REDACCIÓN CHUBUT 06/12/2025 - 21.38.hs
La Inteligencia Artificial ya no es una tendencia futura: es una herramienta disponible, concreta y operativa. En regiones extensas y complejas como la Patagonia, el desafío no es tecnológico sino estratégico: cómo hacer que la IA impacte en la realidad cotidiana y mejore decisiones públicas y privadas, sin requerir grandes estructuras ni presupuestos excepcionales.
Usar IA no es sólo incorporar software. Implica reorganizar la forma de gestionar, producir información y decidir. Requiere una cultura nueva dentro de las instituciones y empresas, donde los datos se convierten en insumo antes que en archivo. Como se dice por ahí, los datos son el petróleo de este siglo. Claves para gestionar y conocer cómo hacerlo.
En la gestión pública, como mencionamos en la columna de la semana anterior, la IA puede funcionar como un acelerador institucional. Los municipios chicos —muchas veces con equipos reducidos y áreas múltiples unificadas en pocas personas— encuentran en estas herramientas la posibilidad de ampliar capacidades, acortar tiempos y fortalecer la calidad de la información para gobernar.
Aplicaciones concretas en gobiernos locales incluyen en acciones concretas, sin reemplazar a los trabajadores, al contrario, les devuelve tiempo para el territorio, la planificación y el vínculo con la comunidad.
En el sector privado, la IA se vuelve clave para la competitividad y la toma de decisiones informada. Las PyMEs patagónicas conviven con costos logísticos elevados, incertidumbre de mercado y brecha tecnológica. Con la IA pueden anticipar tendencias, evaluar precios futuros, optimizar rutas de distribución, analizar cadenas de valor, automatizar procesos administrativos y diseñar proyectos de inversión.
Un frigorífico, un aserradero, una pesquera o una textil regional pueden beneficiarse de modelos predictivos para mercados; de análisis comparativos para proveedores; de inteligencia sectorial para identificar nichos exportables o sectores emergentes. El tamaño ya no define el alcance: lo hace el acceso al conocimiento procesado. La Patagonia tiene un potencial productivo e institucional enorme, pero disperso. La IA puede ser el puente entre datos sueltos y políticas públicas o decisiones empresariales sostenibles. Permite planificar infraestructura con evidencia, integrar cadenas de valor, impulsar industrias emergentes como hidrógeno verde, energía eólica, biotecnología marina y turismo científico, y al mismo tiempo mejorar la ejecución municipal y la articulación público–privada.
La brecha ya no está en la tecnología, que hoy es accesible. Está en quién decide adoptarla, aprender a usarla y aplicarla con criterio. Los territorios que avancen primero tendrán ventaja institucional y competitiva sobre el resto. Y no se trata de reemplazar personas, sino de amplificar su capacidad. No ordena sólo datos: ordena decisiones. No es un lujo metropolitano: es una oportunidad histórica para las localidades que quieran planificar con evidencia y crecer sin depender únicamente de intuición o urgencia diaria.
La Patagonia puede ser protagonista de esta transformación a nivel regional, si elige moverse antes que esperar. Las oportunidades no siempre llegan: a veces hay que construirlas.
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