Chubut 1975, el campeonato que hizo latir al país
Por Gustavo Gómez
por REDACCIÓN CHUBUT 27/05/2025 - 00.00.hs
El 42º Campeonato Argentino de Básquet no fue uno más en la larga tradición del torneo más antiguo y federal del deporte argentino. Fue, en cambio, una gesta singular, marcada por el esfuerzo colectivo, la voluntad política y el orgullo de una región que se atrevió a soñar. En 1975, por primera y única vez, la provincia de Chubut fue sede del “Mas Argentino de los campeonatos” que desde 1928 convocaba a los mejores seleccionados del país.
Organizar semejante empresa en la Patagonia profunda implicó un desafío monumental. Trelew, con su gimnasio municipal aún en construcción, estuvo en duda hasta último momento. La zona campeonato, donde competían los mejores equipos, se disputó en Comodoro Rivadavia, en el gimnasio del Liceo Militar General Roca, y en el club Huergo como subsede. Trelew albergó la segunda categoría y Esquel, el grupo de desarrollo.
Por primera vez, el torneo se estructuraba con un sistema de ascensos y descensos, impulsado por la Confederación Argentina, tomando en cuenta el rendimiento de los últimos cinco años. Chubut, aunque debía jugar en el grupo B, accedió a la máxima categoría por su condición de anfitrión.
La organización estuvo encabezada por el presidente de la Federación Chubutense de Básquetbol, Diego Simón, acompañado por figuras como el doctor Marcelo Guinle, José Chicha, y otros dirigentes cuya entrega fue decisiva. El acto inaugural fue presidido por el entonces gobernador, Benito Fernández, en un gesto que evidenció el respaldo institucional a la empresa.
CHUBUT
Para afrontar el torneo, Chubut contrató como entrenador a Eduardo Bermúdez, un costarricense con pasado en los legendarios Harlem Globetrotters, cuya presencia le dio un toque distinto y prestigioso al equipo local. El seleccionado chubutense se preparó con seriedad: concentraciones prolongadas, una exigente gira por el sur del país, y una lista de jugadores que combinaba juventud y experiencia.
Entre los convocados se destacaban Miguel “La Vieja” Leonori, Alberto Pachano, los hermanos Omar y Oscar Ávila, Darío Pagano, Eduardo Willhuber, Julio Perujo, Raúl “Bocha” Ríos, Levan Macharasvilli y Lito Baulde. Algunos ausentes fueron notables, como Marcelino Benito Vivas, una de las figuras de mayor renombre, y jóvenes promesas como Eduardo “Gringo” Stepa, que quedó desafectado por una lesión. Tampoco faltaron contratiempos: una discusión con el entrenador marginó al experimentado Roberto “Gofio” Otegui poco antes del debut.
Chubut integró el Grupo A, junto a verdaderas potencias: Provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Corrientes y Mendoza. El resultado fue duro: ocho derrotas en igual cantidad de presentaciones, con 423 puntos a favor y 680 en contra. La diferencia de nivel fue evidente, pero el equipo anfitrión dejó una impresión honrosa por su entrega, su orden y su compromiso.
CAMPEON
La gran final enfrentó a los dos colosos históricos del básquet argentino: Capital Federal y Provincia de Buenos Aires. Fue un partido vibrante, jugado ante un estadio colmado y con una tensión acorde a la expectativa. Tras una sequía de once años —el último título había sido en Salta 1964—, Capital se impuso 73 a 70 y volvió a levantar el trofeo. El equipo contaba con nombres de jerarquía como Héctor “Nene” Martín, “Tola” Cadillac, Contardi, Gaggero y un joven Gustavo Aguirre. Provincia, que había ganado ocho de los últimos nueve torneos, contaba con figuras como Alberto “Beto” Cabrera, De Lizaso, Gurí Perazzo y Cortondo.
En Trelew, el torneo de segunda categoría fue ganado por Entre Ríos, mientras que en Esquel, Misiones se impuso sobre Río Negro. Tierra del Fuego cerró la clasificación como el equipo de menor rendimiento. Tres torneos en uno, una estructura nueva, y una voluntad federal que se expandía por las geografías más australes del país.
No hubo medallas para el seleccionado anfitrión. No hubo victorias. Pero hubo algo más valioso: la dignidad de estar, de competir, de ser parte de la historia grande. Aquel abril de 1975, con el viento soplando y canchas colmadas, Chubut demostró al país que el básquet no tiene centro ni periferia.
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