En el Día del Portero, un homenaje a Carlos Mackensen
Parece ayer cuando llegué a la Escuela 40 «Eluned Morgan» de Trelew. Un matrimonio de porteros jovencitos me recibieron con una amplia sonrisa: Carlos Mackensen y su esposa Amalia.
por REDACCIÓN CHUBUT 19/07/2020 - 00.00.hs
Faltaba para la hora de entrar al turno tarde. Me mostraron todas las dependencias de la Escuela y luego fuimos a la cocina donde me sirvieron unos ricos mates.
Carlitos era un pibe rubio y delgado, amable y muy ágil. Dispuesto a escuchar y a aprender todo: electricidad, carpintería, gasista, jardinero, etc. Y todo eso hizo, además de sus tareas específicas de portero. Su orgullo: que el piso de carámicas rojas de los pasillos y del salón multiuso brillaran siempre, que los árboles, rosales y césped sean la carta de presentación de la escuela. Entonces regaba, podaba y cortaba el césped fuera del horario escolar, cuando caía la tardecita. Inteligente y audaz arreglaba todo y hacía el mantenimiento de artefactos y del edificio en general.
En la Cooperadora Escolar, El Club de Madres y el Club de Exalumnos era un integrante más, participaba en la organización y desarrollo de todas las actividades. Tenía iniciativa y creatividad. Todos los presidentes de esas instituciones encontraron en él al mejor colaborador.
Un día, después del inicio del ciclo 1984, Carlitos y Palleres (portero de otra escuela) me visitaron en Rawson, en pleno disfrute de la nacida democracia. Me pidieron establecer el Día del Portero, allí pegadito al día del amigo. Y me pareció bien. Redactamos el instrumento legal y se incluyó en el calendario escolar provincial. Otro logro pero de ellos, no mío, porque lo difícil es la idea, después cualquiera le da forma.
Pasaron los años. Me jubilé y siempre quedó una relación afectiva con él, Amalia y Patricia. Me parece escuchar su saludo alegre: «¡Hola, señora Dalia!».
Hoy, 19 de julio, en el Día del Portero, rindo homenaje a través de este portero ejemplar a todos los buenos y queridos porteros que me acompañaron en la Escuela 40 y en otras dependencias donde honraron la función con su trabajo, su amor y responsabilidad.
El verano anterior, Carlitos cerró sus ojos para siempre y nos dejó con la tremenda pena de perder a un buen amigo. Seguramente descansa en el abrazo tierno de Jesús.
Dalia Rodríguez de García
Últimas noticias
Más Noticias