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Plas y Coed, la casa de té galés más antigua de Gaiman: una historia que trasciende los años

Plas y Coed es la casa de té galés más antigua y tradicional de Gaiman, que abrió sus puertas el 13 de agosto de 1944.

por REDACCIÓN CHUBUT 24/10/2021 - 00.00.hs

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Desde hace 77 años, se mantiene intacta allí la auténtica y genuina repostería galesa que viene de siglos atrás con su fundadora, Dilys Owen de Jones, llegada de Gales en 1905, y que hoy continúa su bisnieta, Ana Chiabrando, que incluso recrea recetas para que los visitantes degusten la verdadera cocina ancestral que trajeron los colonos al valle para que perdure como parte de esa cultura inmigratoria.

 

Un antes y un después. Desde muchos años previos a la apertura de la casa de té, Dilys, que llegó de Gales siendo muy pequeña, hacía tortas para casamientos y otros eventos sociales, y también elaboraba dulces con las frutas que se producían en el mismo predio, llamado por entonces Quintas Plas y Coed. En el año ’26 y ’27, en una feria agropecuaria de Santa Fe, se la menciona en los diarios de aquella época como ganadora de premios por la calidad y excelencia de sus dulces y mieles, con los cuales participaba de ese evento.

 

Ana Chiabrando retrató así para EL CHUBUT la historia de su bisabuela y de esta reconocida casa de té, que funcionó siempre en el mismo predio, M.D Jones 123 de Gaiman: «Ella vino de Gales cuando era chiquita, porque su papá era ingeniero en minas de oro. Ellos vivían en Gales, pero iban a trabajar a Africa. El se entera que acá estaban buscando oro, y se trajo a toda la familia, y se quedaron. De los 5 hijos que habían venido, aunque eran más, los únicos que se quedaron fueron mi bisabuela y una hermana, que cuando tuvo a su primera hija, se muere, y la crió mi bisabuela».

 

«Ella primero se casa con mi bisabuelo y se va a vivir a la cordillera, tuvo 4 hijos, y allá fallece el marido, es decir mi bisabuelo. Y decidió volver a la casa de los papás, que era ésta (Plas y Coed, «mansión entre los árboles»). Al tiempo se volvió a casar y vivió siempre acá. Después de mi bisabuela, pasó a manos de su nuera, durante cinco años, hasta que mi abuelo volvió después de vivir en Comodoro Rivadavia. Ella, Marta Roberts, fue la que nos enseñó a todos nosotros. Mi bisabuela murió al año y medio que yo nací. Y cuando murió mi abuela pasó a mis manos, porque mi mamá no vive acá».

 

LA ACERTADA INSISTENCIA DE AMIGAS
La casa de té surgió por insistencia de las amigas de Dilys, quienes en el ritual de hacer las compras los días sábados en Trelew, le llevaban encargues, y a cambio, como una especie de trueque, la fundadora de la casa les preparaba sabroso té con tortas y tartas, que degustaban encantadas y le fueron recomendando abrir un salón al público, que ocurrió en 13 de agosto de 1944, en un pequeño salón.

 

Así lo recuerda Ana: «Los sábados era el día de salir a hacer las compras a Trelew, y sus amigas iban, llegaban como a las 5 de la tarde y ella les servía el té, era como una especie de trueque por los encargues que le traían. Ellas le insistieron. Primero abrió en un salón re chiquito, que todavía existe y es parte de la casa original. Se ve que le fue bien y amplió el salón, con una mesa larga y bancos, todo muy rústico y vivió de trabajar en la casa de té hasta que se murió», lo cual ocurrió en 1976.

 

AUTENTICA, GENUINA Y ANCESTRAL
Lo auténtico y genuino en Plas y Coed, es lo tradicional, «nosotros hacemos todo lo que es la repostería típica galesa, no hacemos otra cosa que no sea galés, no mezclamos, cocinamos recetas de mi abuela, de mi bisabuela, mi tatarabuela y vaya a saber de cuántas generaciones más.

 

Ahora, por ejemplo, he logrado después de mucho tiempo recrear la receta de la levadura de lúpulo, que tengo el lúpulo que era de mi bisabuela, que lo trajeron de Gales, siempre se mantuvo en el patio. La levadura lleva un proceso de 4 días, bien a la antigua, como se hacía antes, ahora no hay nadie que lo haga, más auténtico que eso, no hay», explica Ana.

 

LA GENERACION DE ANA
Ana está al frente de la casa de té desde 2007, aunque recuerda de chiquita andar en medio de todo ese mundo de cocina galesa. Hoy es acompañada por la ayuda y colaboración de sus hijas Rocío y Agustina; Lili, que trabaja hace muchos años, desde los tiempos de la abuela de Ana, y Norma, que acompaña desde hace más de 10 años.

 

En una parte de la casa, en un pequeño salón funciona desde hace poco más de un año «Rincón Natural», con productos naturales, harinas ecológicas de la cordillera, orgánicas, y mucho más. Y asimismo la hostería, como desde hace muchos años.

 

Plas y Coed abre sus puertas todos los días de 15 a 19 horas. En su entrada, dan la bienvenida maravillosos tulipanes multicolor, previo a degustar la rica infusión galesa y su tartas y tortas que le han valido reconocimiento en toda la Patagonia y el país. En épocas normales, hay allí lugar para unas 70 personas, aunque hoy con el aforo por la pandemia, se ve reducida esa cantidad.

 

«Ahora se reactivó el turismo y se está trabajando bien, ojalá que esto dure, porque más allá que esta es una muy pequeña empresa familiar, nosotros trabajamos con mucho amor, lo hacemos porque nos gusta, mucho amor a la cultura y todo lo que significa el té», destaca Ana, la continuadora de esta tradicional casa de nuestro valle.

 

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