Friosur, 44 años de compromiso familiar en la distribución de alimentos en la Patagonia
La distribuidora de alimentos y bebidas Friosur cumplió 44 años de vida, una empresa que a partir del compromiso de la familia Pérez Luces surgió en el ’77 con un pequeño negocio en Trelew, desde el cual creció y llega hoy a gran parte de la Patagonia, con 7 sucursales, una flota propia de vehículos y el recurso humano y la excelencia en la calidad y seriedad que la distinguen en el mercado de toda la región, atendiendo hoy casi 3.000 puntos de venta.
por REDACCIÓN CHUBUT 04/11/2021 - 00.00.hs
Su fundador, Enrique «Quique» Pérez Luces, revisa un poco aquel surgimiento en el siglo pasado, prácticamente desde la nada, hasta la evolución y expansión, el futuro y el «cambio generacional» de la mano de sus hijos.
Friosur Distribución y Logística cumplió 44 años el 30 de octubre. Su comienzo fue con un local de venta de una nueva marca de helados, pero no resultó y solo duró un año. Animados por don José Pérez Luces, eran cinco socios, de los cuales, y al no resultar como se esperaba la heladería, solo quedaron dos, «Quique» y Carlos Pérez Luces, hijos de José, extrabajador ferroviario y empresario de artículos del hogar e instalaciones comerciales, dueño de «La Esquina Azul», en 25 de Mayo y Rivadavia, que llegó a tener 5 sucursales en la Patagonia, hasta que lo agarró el Rodrigazo, lo hizo entrar en convocatoria de acreedores y con tantos problemas se fue alejando.
Don José fue «el gran formador de uno en la familia, el ejemplo más directo y cercano que tenemos, ver cómo la sufrió. Fue ejemplo de trabajo, constancia y que uno hoy la tiene», cuenta Quique, que recuerda también a su madre, María Angeles Fernández, en su momento muy involucrada en la administración. «Se retiró cuando la empresa empezó a crecer, se fueron a vivir más tranquilos». La sociedad comercial con su hermano Carlos, que se orientó al mundo de la comunicación, siendo propietario de LU20 Radio Chubut, se prolonga hasta el 2015, y luego se integran los hijos de Quique, Nicolás y Macarena, que serán el cambio generacional.
PRIMERO, LA VENTA DE HELADOS
El inicio fue la venta de helados. «Habíamos visto que había aparecido un helado nuevo en Argentina. Mi padre dice ‘che apareció un helado nuevo, formó una sociedad con 5 socios y arranca Friosur. El primer año nadie conocía de vender helados y se funde. Los otros socios ceden las acciones y nosotros vamos a hablar tanto con los bancos, como con Nestle, Frigor, que si nos aguantan al otro año les pagamos la deuda. Nos respondieron, al otro año se canceló todo y ahí arrancó el Friosur en serio, con mucho trabajo. Atendiendo principalmente Trelew y zona del Valle durante años».
A la sucursal de Trelew, en Padre Juan Muzio 355, le siguieron Comodoro, Madryn, Caleta Olivia, Esquel, Río Gallegos y San Antonio Oeste, por lo cual hoy distribuye en gran parte de la Patagonia alimentos no perecederos, frescos, congelados y supercongelados y bebidas, con marcas de primera línea como Nestlé Frigor, La Serenísima, Paty, La Salteña, Toro, Villa del Sur, Villavicencio, entre otras, con un alcance superior a 30 localidades.
CLIENTES MINORISTAS, DE BARRIO
Pérez Luces fue también presidente de la Cámara de Comercio, con mucha llegada al mundo político. Aún así, no tuvo ventas con el Estado. «El mundo nuestro fue hacerlo con el cliente común, el cliente chico. Vivimos del cliente minorista, el cliente de barrio», sobre lo cual recuerda que sus primeros años fueron «de andar en la calle, de vendedor, repartidor, desde la nada».
Arrancó a los 20 años, muy de abajo, sin nada, haciéndose cargo de deudas, y llegaron a la realidad de hoy, que «nos hemos achicado un poco, pero tenemos 240 personas, cerca de 45 camiones de reparto en toda la región, una cubertura patagónica extensa», sostuvo.
UNA DEFRAUDACION
El propietario de la empresa también vivió una situación difícil que lo marcó, una gran defraudación que no esperaba, «esto de ser tan confiado en la gente, y hasta hace muy poquito tuve un empleado muy cercano a mí y con los años me di cuenta que hace años me venía robando, a niveles de descubrir que tenía propiedades por todos lados. Me cuesta asimilarlo, pero sucede y muy grave porque nadie espera que te estén haciendo tanto daño», confiesa.
EL CAMBIO GENERACIONAL
Su hijo Nicolás está en la empresa hace 8 años y Macarena 7, «con ganas, por ahí les asusta, que uno por ahí lo ve lógico, manejar 240 empleados, tres o cuatro sindicatos juntos, no es fácil. Mis hijos son muy jóvenes, en un país que cambia tanto, se están preparando, fogueando, creo que el grupo gerencial, porque cada una de las sucursales es independiente, y la empresa, hoy puedo decir que está muy bien y muy sana, que no lo podía decir hace un tiempo». El tecer hijo, Sebastián, no participa del negocio en forma directa, pero sí indirecta por su agencia de publicidad. Ellos serán el cambio generacional. «Creo que me van a permitir jubilarme si Dios quiere dentro de unos años», reconoció Quique.
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