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Asombrosa inconsciencia de la humanidad (XII)

A diario aparecen manifestaciones de la locura atómica en la que se encuentra sumida la humanidad y de la que no está exenta nuestro país. Los poco conocidos sucesos actuales de Chernobyl, significan una nueva advertencia hacia el mundo de lo que puede generar un accidente nuclear tan terrible como el de 1986.

A principios de mayo, durante las discusiones sobre el desmantelamiento del reactor accidentado en 1986, Anatolii Doroshenko, integrante del Instituto para Problemas de Seguridad de Plantas de Energía Nuclear (INSPNPP) en Kiev, Ucrania, informó que los sensores de la central accidentada están rastreando un número creciente de neutrones, señal de fisión, que fluye desde una habitación que se encuentra inaccesible.

 

A 35 años del desastre nuclear en Chernobyl, en lo profundo de una sala del reactor que explotó, hay algo que “es como las brasas en un pozo de una parrilla”, comparó Neil Hyatt, químico de materiales nucleares de la Universidad de Sheffield.        

 

Según informó la revista Science, los científicos ucranianos trabajan para determinar si las reacciones desaparecerán solas o requerirán intervenciones extraordinarias para evitar otro accidente. Aunque no hay posibilidad de que se repita lo ocurrido en 1986, sí podría haber una fisión descontrolada que podría despedir chispas y, tal vez, llamas.

 

Al fondo se ve el sacófago que cubre al reactor accidentado en Chernobyl.

 

“Hay muchas incertidumbres, no podemos descartar la posibilidad de accidente” indica el científico Maxim Saveliev. Los neutrones están aumentando lentamente, lo que sugiere que todavía hay algunos años para descubrir cómo sofocar la amenaza.

 

Cualquier solución que surja será de gran interés para Japón, que está lidiando con las secuelas de su propio desastre nuclear hace 10 años en Fukushima, cuyas principales repercusiones son los inmensos recursos que debe asignar a las tareas  de desmantelamiento; ¿qué hacer con mas de un millón de metros cúbico de agua contaminada? El mantenimiento de los reactores que sufrieron más daños que se mantienen refrigerados con agua continuamente, porque “si dejan de verter esa agua, el accidente se reiniciaría”, según explica a RTVE Raquel Montón, responsable del área de Energía de Greenpeace. El periodista japonés Kolin Kobayashi habla sobre las consecuencias del accidente nuclear en su país «No hablamos de los peligros tras Fukushima porque entraríamos en pánico”

 

El espectro de la fisión autosostenida, o criticidad en las ruinas nucleares, ha perseguido durante mucho tiempo a Chernobyl. La amenaza no se puede ignorar. El temor es que “la reacción de fisión se acelere exponencialmente”, advierte el químico Hyatt, lo que lleva a “una liberación incontrolada de energía nuclear”.

 

Cuando parte del núcleo del reactor de la unidad cuatro, se derritió en abril del 86, las varillas de combustible de uranio, su revestimiento de circonio, las varillas de control de grafito y la arena arrojada al núcleo para tratar de extinguir el fuego, se fundieron en una fartídica jalea semi líquida que fluyó, desde el reactor, hasta las salas del sótano, donde se endureció, formando una masa de materiales que contienen aproximadamente 170 toneladas de uranio irradiado, el 95% del combustible original.

 

El sarcófago provisorio de hormigón y acero llamado refugio, erigido un año después del accidente, para albergar los restos de la unidad cuatro, no impedía que el agua de lluvia ingresara y, con ella, se elevaban las reacciones de fisión.  Por eso cuando en noviembre de 2016 se deslizó sobre el refugio el nuevo confinamiento seguro (estructura de 1500 millones de euros), destinada a sellar el refugio, se supuso posible estabilizar y finalmente desmantelar el reactor. A partir de entonces, en la mayoría de las áreas del refugio, las reacciones se han mantenido estables o disminuyendo. Sin embargo, comenzaron a subir en algunos lugares, y, en cuatro años casi se duplicaron en la habitación que contiene las toneladas de la jalea con  uranio irradiado, enterrado bajo escombros. El secado del combustible genera que los neutrones sean más efectivos para dividir los núcleos de uranio, en lugar de menos como se creía.

 

Por tanto, la amenaza no se puede ignorar. A medida que el agua continúa retrocediendo, el temor es que “la reacción de fisión se acelere exponencialmente”, advierte Hyatt, lo que lleva a “una liberación incontrolada de energía nuclear”.  Si bien hay varias soluciones potenciales, no se sabe a ciencia cierta si serán efectivas.

 

Se trata de una nueva advertencia hacia el mundo de lo que puede generar un accidente tan terrible como el de Chernobyl. El riesgo atómico está latente de repetirse en alguna otra latitud. Si bien la generación nuclear, 7 lustros después de aquel 1986, es mucho más segura, es preciso prestar detenida y minuciosa atención cuando se trata de manipular energía nuclear.

 

¿CUÁNDO LA HUMANIDAD SE CONVENCERÁ QUE NO DEBIERA HABER ENCENDIDO JAMÁS FUEGO TAN PELIGROSO

 

NO AL AUMENTO DE REACTORES EN ARGENTINA

 

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