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Luego de 40 años en EL CHUBUT se jubila Rita Hughes

«Hagan de cuenta que me fui de vacaciones», dice nuestra compañera de tareas Rita Hughes, que ayer cumplió en la redacción su último día de trabajo para acogerse al beneficio de la jubilación, tras 40 años de fecunda labor en Diario EL CHUBUT.

por REDACCIÓN CHUBUT 01/03/2021 - 00.00.hs

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Rita comenzó a trabajar en el Diario cuando tenía 19, el 15 de mayo de 1980, cuando las instalaciones estaban ubicadas en frente del actual edificio. Había terminado un curso de mecanografía, y su primera máquina en la redacción fue una Linocomp, cumpliendo las funciones de tipiadora, desde las notas informativas que llegaban, pasando por las cartas del lector, los avisos fúnebres y las educativas.

 

El primero con el que se cruzó y le habló, recuerda, fue el recordado periodista Pablo Dratman. Y de aquella época se acuerda también de Delia Ticera, «que fue un poco mi maestra y me enseñó el manejo de la máquina». También del jefe de Redacción en aquel momento, Roberto Maragliano, de Carlos Cipolla, Carlos Melano, Esteban Lucas Quiroga, Luis Montalto y Ernesto Cayumán, que ya falleció. Asimismo evoca al periodista Rosendo Rodríguez Labat, al armador Pepino Maldonado, al fotógrafo Ap Iwan, «un personaje y muy buen compañero», y destaca a su amiga Lily Gómez, 37 años trabajando juntas, también Silvita Bahamonde, «con la misma antigüedad que yo, siempre juntas. También «Valencia», y cuenta que por ahora va a descansar. «Tengo muchas ideas, cosas pendientes y postergadas», expresó.
En lo que ella identifica como segunda etapa, nacieron sus dos hijos, Juan (19) y Kevin (21), y pasó un momento muy duro con el fallecimiento de su marido, Raúl Alberto Neiman.

 

RECUERDO DE SAEZ

 

Rita, reconocida coreuta de nuestra zona, siente que luego de 40 años hay una «misión cumplida», aunque «no caigo, me cuesta creer que ya me tengo que ir, siento nostalgias», y en ese sentido habla de lo que le hubiera gustado hoy. «En este momento me gustaría que estuviera Don Sáez, poder ir con él hasta la puerta, abrazarlo y decirle gracias por todo, muy agradecida, pero no está. El me ayudó un montón, prácticamente era como si fuera mi padre», señaló.

 

Nuestra compañera, a la que hoy comenzaremos a extrañar, hace un repaso final y dice que «el trabajo siempre me gustó, no fui faltadora, siempre cumplí, y me llevo bien con todos los compañeros, creo que me va a extrañar más de uno». Nada más cierto, y en esta etapa le deseamos lo mejor y la instamos a «darse una vuelta» de tanto en tanto, para visitarnos y contarnos de sus nuevos proyectos.

 

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