Regionales

La energía nuclear da para todo, hasta para subsidiar con dos mil millones de dólares a la quinta persona más rica del mundo.

     Increíble, pero cierto: El presidente norteamericano Joe Biden subsidia a Bill Gates y, además,  promueve el comercio de materiales nucleares que pueden ser utilizados para fabricar bombas atómicas. Crece el riesgo nuclear en el mundo.

     Después de la Segunda Guerra Mundial, los países miembros de las Naciones Unidas decidieron que sería necesario impedir que se extendiera la posesión de armas nucleares, por el riesgo de que llegaran a manos irresponsables. 
     En 1968 se elaboró un Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que fue suscrito por 191 Estados, entró en vigor el 5 de marzo de 1970 y el 11 de mayo de 1995, se prorrogó indefinidamente. 
      Por el TNP los países poseedores de armas nucleares se comprometieron a no traspasar a nadie armas nucleares ni ayudar a ningún Estado a fabricarlas ni a adquirirlas.
      Estados Unidos por supuesto, no solo suscribió el Tratado, sino que mantuvo tradicionalmente la política de impedir la proliferación nuclear. Sin embargo, parece que Biden ha olvidado, su administración está desconociendo el compromiso.
       A medida que crece la demanda de armas nucleares en Asia, Oriente Medio y Europa, uno esperaría que el gobierno estadounidense hiciera todo lo posible para limitar la oferta. En cambio, el presidente Joe Biden en realidad está haciendo todo lo contrario: promueve el comercio de materiales nucleares utilizables para armas como moneda de cambio para otras cuestiones. 
         El aumento de la demanda de armas nucleares ha sido impulsado por varios acontecimientos clave ocurridos en las últimas dos décadas.
         La rápida expansión y mejora del arsenal nuclear de Corea del Norte ha impulsado la demanda en Asia. En Corea del Sur, por ejemplo, una abrumadora mayoría está ahora a favor de adquirir armas nucleares y su gobierno coincide.
        El príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman demanda a Estados Unidos transferencia de tecnología para que le posibilite enriquecer uranio. Si Arabia Saudita no dispone reactores que consumen ese combustible, ¿para que quiere enriquecer uranio?
         La victimización de Ucrania y el despliegue de misiles nucleares por parte de Rusia en Bielorrusia han alimentado la demanda de proliferación incluso en Europa. Polonia solicitó recientemente que se desplegaran armas nucleares en su territorio, en lo que sería la primera expansión del intercambio nuclear de la OTAN en más de seis décadas.
        Es imprescindible y urgente que los países poseedores de la tecnología adopten una política esencial para evitar la proliferación bloqueando el suministro de los materiales fisionables necesarios.
        Los dos materiales nucleares que pueden ser usados como combustible de las bombas atómicas son el plutonio y el uranio altamente enriquecido. Lamentablemente, la administración Biden ha adoptado medidas que fomentarían la proliferación tanto del plutonio como del uranio apto para armas.

 

     Plutonio

      El presidente Biden está financiando empresas estadounidenses que quieren reprocesar el combustible usado de los reactores. Del reproceso se obtiene plutonio. Una reversión de casi medio siglo de política bipartidista estadounidense.    
     Antaño Estados Unidos resolvió privarse del reprocesamiento comercial en el país y en el extranjero, como forma de colaborar con la no proliferación.
       La administración Biden está proporcionando un subsidio de 2 mil millones de dólares a Bill Gates, actualmente la quinta persona más rica del mundo, para desarrollar exóticos reactores nucleares que originalmente fueron diseñados explícitamente para aumentar los suministros de plutonio. Gates promete no utilizarlos para eso, pero quienes compren reactores tan caros podrían argumentar razones económicas para justificar convertirlos en fábricas de plutonio.

 

    Bill Gates          

 

                                       

    Joe Biden

 

      Uranio altamente enriquecido

       Biden está promoviendo la construcción de un reactor de investigación civil en Estados Unidos utilizando uranio altamente enriquecido apto para armas, por primera vez desde la década de 1960, amenazando así con socavar décadas de progreso en la deslegitimación de este peligroso combustible a nivel mundial.
       La Casa Blanca ha acordado exportar toneladas de uranio apto para armas, para alimentar los próximos submarinos de propulsión nuclear de Australia. 
      A menos que Biden cambie de rumbo, su promoción de tecnologías nucleares tan peligrosas permitirá que algún nuevo país disponga armas nucleares (Fuente Bulletin of Atomic Scientists Alan J. Kuperman).
      Nucleoeléctrica Argentina S.A., la empresa que administra las centrales nuclearas de nuestro país, en febrero del año pasado suscribió un contrato con una empresa china para que le proporcione un reactor a instalar en Lima como Atucha III. En dicho contrato se establece que China proporcionaría a la Comisión Nacional de Energía Atómica la tecnología para enriquecer uranio, combustible del reactor.
     El contrato está más que demorado, entre otras razones, por la dificultad en cumplir la cláusula de transferencia de tecnología que el TNP prohibiría.

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?