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«Confort» cumplió 40 años de historia comercial en Trelew

El 16 de abril del año 1984 se instaló el local «Confort», primero en la esquina de Alem y Joseph Jones, y a los pocos meses se mudaron Rivadavia 360 donde continúan hasta el día de hoy. Por ese entonces, en ese céntrico lugar, al lado del Municipio, funcionaba la Feria Municipal.
 

por REDACCIÓN CHUBUT 19/04/2024 - 00.00.hs

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Cuarenta años han pasado desde que Feliciano García Arnau, junto a su esposa Miriam Griffiths, decidiera instalar un comercio para poder brindar un servicio a la comunidad que, tal como era moda en esos años, invertía en el alfombrado de sus casas.
Recordó Feliciano a los avisos publicados en los diarios donde «se cotizaban más las viviendas con dormitorios alfombrados».
En diálogo con EL CHUBUT, García Arnau evocó el nacimiento de su local, dedicado actualmente al rubro revestimiento, venta de cortinas, pisos flotantes, pisos pvc, empapelados y vinilos.
Feliciano tiene 75 años. Hoy el comercio es manejado por Griffiths y por su hijo, Feliciano Gabriel García Griffiths. Lamentó no poder llevar adelante un proyecto, presentado al Municipio en el año 2019, para construir un flamante local en la esquina de Brown y Belgrano. Las objeciones del gobierno madernista al proyecto del nuevo local impidieron llevarlo a cabo y era idea de Feliciano poder inaugurarlo en el marco del 40º aniversario.
Acá «funcionaba la ex Feria Municipal, que en la gestión de Kuky Mac Karthy, se le cambió al Municipio. Nosotros éramos propietarios del local de al lado que se llamaba Ñaró, era una tienda muy reconocida acá en Trelew. Y el Municipio tenía un vecino y se separaba las dos propiedades, así que en ese momento se hizo el intercambio. Nosotros logramos esto y la Municipalidad se quedó con nuestro local», dijo sobre esos inicios.
El padre de Feliciano fue directivo de supermercados «La Anónima» en Caleta Olivia (Santa Cruz) y luego fueron trasladándose a diferentes ciudades.
En 1984 «mi señora trabajaba en el banco y teníamos a nuestro hijo Feliciano Gabriel, que hoy está en el salón. A fines de 1984 ya estábamos acá en el centro», relató. Comenzó a trabajar desde muy pequeño, ayudando a su padre en el salón de bowling ubicado en Rivadavia y 9 de Julio (actualmente Carrefour): «Yo tenía 14 años y ahí me decidí a ser comerciante; luego terminé la secundaria y no seguí estudiando, porque quería tener un negocio».
Cuando decidió abrir «Confort» «había mucha competencia, estaban los Ingravallo, Alpha Revestimientos, que creo que era un chico que había ganado el Prode; estaban Lozano, Casabella, vendían alfombras La liquidadora y VS Materiales. Al principio me costó mucho, pero después nos empezó a ir bien».
Comenzó con cerámicos y alfombras, en algún momento incursionó en la venta de electrodomésticos, pero no era lo suyo y al otorgar créditos tenía muchos deudores.
«A mí el rubro me gustaba mucho y conseguí la representación de Alfombras Atlántida, que era la más prestigiosa. Me llamaba la atención que los avisos en el diario de venta de casas, eran de dos o tres dormitorios alfombrados. Por eso decido vender alfombras en un momento espectacular», recordó. Las alfombras eran de nylon y posteriormente de polipropileno.
Feliciano evocó recuerdos lindos y desagradables: «Nunca les mentí a los clientes», señaló. Contó anécdotas como vendedor de cerámicos y de electrodomésticos, y cuando sumó la cortinería «nos fue tan bien que hoy es la razón principal de nuestro negocio. Aprendí que hay que bailar con la música que te toca, no se puede bailar tango si nos ponen un pasodoble», indicó, para señalar que «en nuestro país hay que bailar de acuerdo a las circunstancias. Y hoy está todo muy duro.
«Papá solía decir que en nuestra zona todo andaba bien si el productor chacarero o ganadero anda bien, entonces nos va bien a todos», señaló, para recordar al Trelew próspero de los años ’70, «el de las fábricas y el desarrollo»; a las viviendas alfombradas de los ’80 y «en nuestro rubro comienza la mejor venta en primavera».
Gran culpa de lo que se vive «es de los gobernantes», indicó, para volver a lamentar no poder haber avanzado en el proyecto del local moderno y amplio, acorde a los tiempos de hoy, y que por ahora es un sueño.

 

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