Opinión Pública: Aclaración y autodesagravio
Por Miguel Gauna Lavayen - [email protected]
por REDACCIÓN CHUBUT 15/11/2025 - 23.14.hs
Un estudio realizado sobre la circulación de fake news determinó que circulan seis veces más rápido que las noticias reales, debido a que suscitan más sorpresa y curiosidad. Algo similar pasa con la difamación, que suele tener un contenido más interesante que la buena conducta.
A lo largo de mi vida he escrito opinando sobre varios temas, pero principalmente, sobre servicios públicos y cooperativas, que ha sido la actividad donde trabaje durante años y en la que, aun, pongo mi atención estudiando, recopilando datos y procurando aportar siempre, con la intención de mejorar la situación general, en la prestación de los mismos.
Con esta vocación, que surgió por mis tiempos universitarios, he puesto grandes esfuerzos publicando ensayos, un libro, trabajos en jornadas y congresos e innumerables notas y columnas desde que el viejo diario Esquel fuera adquirido por el recordado Sr. José María Sáez. Publique en algunas oportunidades en EL CHUBUT con el seudónimo «Paeco» y también he trabajado como escritor FreeLancer, amén de otras actividades de escritura para revistas de la Patagonia como, entre otras, la que publicara durante años el conocido Sr. Héctor Pepe Castro.
Siempre surgían reprensiones de algún lector y las respuestas para discutir con algún adversario en la opinión, o punto de vista, pero luego, con la llegada de la internet y las nuevas formas y medios de comunicación, todo cambio. Hoy todos escriben y opinan, rebaten, contestan, discuten y encienden discusiones de ataque o defensa sobre cualquier materia. No está mal, es parte de la libertad.
Lo que está mal y se ha generalizado, es el uso de los medios y las redes sociales para dar rienda suelta al insulto, a la difamación en todas sus formas de calumnias e injurias, sin advertir aparentemente, que la primera es un delito grave que puede tener serias consecuencias, porque así lo determina la ley nacional y provincial.
Las mejores plumas universales tuvieron y tienen detractores, fueron y son difamadas, que queda para mí, un modesto servidor con la escritura. Lo que indigna a cualquier persona que da la cara y ofrece su opinión para el debate y la discusión, son estos ataques que, por lo general, se hacen desde perfiles falsos y direcciones de internet también falsas. Hay maneras de llegar a estas direcciones y descubrir al que se esconde de esta forma, a no equivocarse.
Una antigua frase dice: ... «la calumnia siempre es sencilla y verosímil». Bien se aplica aquí. Tal es el caso de estos anónimos nuevos, ayer fue la llamada telefónica con la amenaza, luego el panfleto, la volanteada, el escrache aún vigente y ahora, estas cibernéticas formas que tienen un común denominador, están unidas por la brutal intención de eliminar, a como dé lugar, lo escrito, la opinión que no me gusta, intentado desacreditar al que escribe, y vengarse también quizá, de algún asunto del pasado apelando, repito, a la difamación, una atroz herramienta vieja como la historia, que siempre, pretende reemplazar en vano, el pensamiento y la escritura. Pase por todas estas cosas.
De Seneca, tomaré con inmenso respeto, una de sus grandes frases: «importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo, que lo que otros opinen de ti». Los eventuales mensajes y comentarios al pie de las columnas con calumnias e injurias, no lograron, ni lograran, reducir mi participación pública opinando. No soy perfecto ejemplo de nada, tampoco bandido huyendo o condenado despreciable. Hay piedras por todos los caminos, no voy a levantar una sola, respondiendo calumnias, seguiré escribiendo, que las palabras son mejores.
Agradezco al Diario EL CHUBUT que, generoso y objetivamente, a lo largo de los años me ha dado siempre, la posibilidad de publicar mis opiniones, privilegiando, ante todo, al lector y su derecho a informarse.
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