Carta del Lector

CALVARIO DE TURISTAS TRAS UN TEST DE ALCOHOLEMIA 

Sr. Director
Vinimos de vacaciones con mi esposa a El Bolsón, con mucho esfuerzo juntamos cada centavo para hacer este viaje. Llegamos el 27 de enero y nos recomendaron ir a Puerto Patriada, en El Hoyo. Salimos al mediodía del 28 de enero y compramos en una despensa dos sándwiches de salame y queso y un jugo de naranja. Fuimos al camping El Faro y pasamos toda la tarde ahí. Cuando salimos, vimos que había un control policial.

por REDACCIÓN CHUBUT 02/02/2022 - 00.00.hs

Nos pararon para hacer el test de alcoholemia y nos pusimos a disposición de los oficiales. Eran las 21.41, nunca había realizado un test de este tipo así que seguí las instrucciones hasta que el oficial me pidió que espere el resultado. El dispositivo arrojó 0.08 y el oficial nos informó que debíamos bajar del vehículo ya que iba a ser secuestrado por alcoholemia. Ahí empezó nuestro calvario.

 

NO A LA CONTRAPRUEBA

 

Nosotros, con una sonrisa al principio, le exigimos hacer una contraprueba porque estábamos completamente seguros de lo que habíamos consumido y los oficiales se negaron y nerviosos, nos aseguraron que no se podía hacer la contraprueba, exigimos que le realicen el test a mi pareja y que ella se encargue del manejo del vehículo y tampoco lo permitieron.
No tomamos alcohol en todo el viaje, pero eso tampoco fue prueba suficiente. Nos dejaron con todo el equipaje en medio de la nada sin brindarnos ninguna información. Decidimos ir al hospital de El Hoyo para hacernos un análisis de dosaje por alcoholemia y nos lo negaron. Ofrecimos pagarlo y tampoco fue posible. Nos fuimos caminando hasta El Bolsón, a la vera del camino, a oscuras, sin señal en los celulares y a merced del peligro de la ruta.
Llegamos a la guardia del Hospital de El Bolsón, ya era medianoche, explicamos nuestra situación y la respuesta fue negativa, no nos podían hacer los análisis porque el laboratorio no se lo permitía.
Nos indicaron ir a la Comisaría de El Bolsón o El Hoyo, a hacer una denuncia o labrar un acta, para así forzar que nos hagan el tan imposible análisis de dosaje. Fuimos a las comisarías, contamos nuestra preocupación, que éramos inocentes pero tampoco nos tomaron la denuncia, ni nos permitieron labrar un acta, ni nada.
 
TIRADOS A LA INTEMPERIE

 

Así, quedamos desahuciados, en medio de la nada, a dos mil kilómetros de nuestra casa, con esta injusticia a cuestas, desamparados tanto por la policía como por el personal de salud, varados en El Bolsón, ya casi sin dinero para volvernos, con el auto «robado» por la Policía, sin las garantías del debido proceso, sin posibilidad de demostrar que uno es inocente, sin ningún tipo de derechos, a la intemperie, tirados a la calle, solo con la ayuda de unos ciudadanos a quienes le contamos esta locura, ofreciéndonos comida y transporte.
Yo vivo de changas y puedo juntar unos puchitos para poder hacer unas mini vacaciones, mi pareja es una docente que gana un sueldo miserable y con esfuerzo podemos darnos un lujito, tenemos un auto del 2014 que compramos el año pasado. Y pudimos ahorrar 60 mil pesos para hacer este viaje, nafta y carpa. Pudimos dormir en un colchón gracias a la ayuda de personas como nosotros pero quedaremos endeudados por lo que hemos vivido. Ojalá esto llegue a manos de alguien que pueda hacer justicia y hacerlos pagar por semejante destrato, nos vamos con nuestras vacaciones arruinadas para siempre y la impotencia de tanta injusticia.
                                                                Julio Aramburu
 

 

¿Querés recibir notificaciones de alertas?