Interesante historia atómica: el reactor nuclear de la Antártida
Entre 1964 y 1972, MacMurdo, la base norteamericana de investigación más grande de la Antártida, fue alimentada por un reactor nuclear. Fascinante historia.
La estación antártica McMurdo se encuentra a solo 729 millas náuticas del Polo Sur y es donde Robert F. Scott organizó la primera expedición en 1902. EEUU estableció una base permanente en este lugar en de diciembre de 1955.
El nombre McMurdo fue elegido en honor a un teniente del barco británico HMS Terror que descubrió la isla Ross en una expedición a la Antártida en 1841. En 1958 el lugar fue renombrado como Estación McMurdo y desde entonces mantiene capacidad para albergar a más de 1200 personas.
La decisión de instalar una central nuclear se basó esencialmente en la dificultad del suministro de gasoil, necesario para los generadores diésel, la calefacción y los vehículos terrestres.
EN 1960 la Comisión de Energía Atómica estadounidense contrató a una Compañía para diseñar, fabricar, transportar, instalar e inicialmente operar el reactor nuclear PM-3A en McMurdo.
PM-3A es un reactor nuclear portátil de tamaño mediano. Dos anteriores fueron utilizados para alimentar una estación de radar remota en Wyoming y para alimentar la remota base militar estadounidense Camp Century en el norte de Groenlandia. Cada uno de estos reactores estaba en el rango de potencia entre 1,25 y 2,0 MW.
El reactor nuclear PM-3A estaba destinado especialmente para poder transportarse en la bodega del avión LC-130. Su núcleo utilizó uranio altamente enriquecido, 93,1% U-235.
El reactor llegó en módulos a la estación en diciembre de 1961. Se montó sobre una base de roca volcánica sólida, a una altitud de 90 metros.
Fue operado por la Unidad de Propulsión Nuclear Naval compuesta por 25 personas. El reactor consiguió la primera reacción de fisión en cadena automantenida, en marzo de 1962 y empezó a suministrar electricidad en julio de 1962.
Llevó 23 meses completar las pruebas y puesta en marcha del reactor. Después el control de la planta fue transferido de la compañía a la Marina de los Estados Unidos.
Una vez en pleno rendimiento, el papel de la central era doble: producir electricidad con una potencia de 1,8 MW y producir vapor para operar una planta de desalinización para la producción de agua potable dulce, 53.000 litros al día.
Con un total de 438 fallos de funcionamiento durante su vida útil entre 1964 y 1972, el reactor demostró ser una fuente poco fiable de generación de energía, disponible solo el 72% del tiempo, probablemente por la falta de experiencia de los operadores.
En mayo de 1972, una evaluación independiente de la Corporación Bechtel determinó que el PM-3A no era rentable y que el reemplazo por generadores diésel modernos requeriría menos personal y sería más fiable.
En septiembre de 1972, fue parado por mantenimiento e inspección. Se determinó que podría existir agrietamiento por corrosión. Aunque la inspección de una sección accesible no reveló ninguna evidencia, la Marina pidió la revisión completa del reactor de forma preventiva.
El coste era tan alto que precipitó la decisión de desmantelar la planta. Después de 10 años de operación, el PM-3A se dejó de operar en 1972, logrando solo la mitad de la vida de diseño de 20 años. El siguiente paso fue el desmantelamiento y descontaminación de la instalación.
El reactor y los residuos radiactivos generados no pudieron permanecer en la Antártida debido al Tratado Antártico que impide tanto los ensayos de armas nucleares como el vertido de residuos nucleares. Un total de 365 toneladas de residuos radiactivos se trasladaron a EEUU.
En total, se enviaron siete núcleos de combustible de uranio enriquecido a McMurdo, tres de los cuales aún no se habían utilizado. La operación de limpieza duró hasta 1979. El trabajo en el lugar solo se pudo realizar en el verano austral.
Durante la operación del reactor se registraron 123 casos de dosis de hasta 3,5 mSv en periodos de 7 días, un valor superior a la media mundial de radiación natural, que es de 2,4 mSv.
CONCLUSIONES
El reactor nuclear instalado en la estación McMurdo fue el primero y único en operar en el continente antártico. Operó durante 10 años y redujo la necesidad de combustibles fósiles. Durante sus 10 años de vida útil, produjo más de 78 millones de kWh de electricidad y cerca de 50 millones de litros de agua dulce utilizando el vapor sobrante en una planta de desalinización.
Los múltiples problemas obligaron a su jubilación anticipada en 1972 y desde entonces generadores diésel han alimentado la base.
Aunque se pensó que el PM-3A serviría para abaratar costos, su falta de fiabilidad, su gran tripulación y su desmantelamiento lo hicieron un experimento caro. (Fuente: Nuclear España).
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