Hablo sobre su libro “Mi Vida. Un camino de lucha”

Angel “Lito” González: de lustrabotas en Rawson a diputado provincial

“Siento que si yo iba a escribir un libro no cabía otro título, porque mi vida ha sido exactamente eso: un camino de lucha”. Ángel González inició con estas palabras su alocución sobre la reciente aparición de un libro de su autoría, durante un encuentro organizado en la Biblioteca Popular “Asencio Abeijón” de Playa Unión.

por REDACCIÓN CHUBUT 29/11/2017 - 18.31.hs

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“Siento que si yo iba a escribir un libro no cabía otro título, porque mi vida ha sido exactamente eso: un camino de lucha”. Ángel González inició con estas palabras su alocución sobre la reciente aparición de un libro de su autoría, durante un encuentro organizado en la Biblioteca Popular “Asencio Abeijón” de Playa Unión. La charla formó parte de una propuesta organizada por esa entidad para recordar el 60° aniversario de la aprobación del texto constitucional que el 21 de noviembre de 1957 consagró a Rawson como Capital de la naciente Provincia del Chubut.
González dijo que la iniciativa de editar un libro “fue impulsada por los pedidos de gente conocida para que escribiera sus memorias y también de mi propia familia. Lo hice -dijo- para que quedara constancia de quién fui y cómo pude acceder desde mi condición de lustrabotas de once años en la peluquería del señor Palomino hasta llegar a una banca en la Cámara de Diputados de la Provincia”, agregó.
“Vengo de un hogar muy humilde, muy pobre”, recordó, al tiempo que comparó los principios de la década del ’40 de su infancia con la actualidad. “Yo digo que hoy no hay pobreza. Pobreza era aquella porque el pobre se sentía como cercado en su lugar, mirando para los costados y no avizorando una solución inmediata para su situación”, apuntó, tras ser presentado por la presidente de la Biblioteca Abeijón, María Soledad Palacio.

 

Pescadores generosos
“El Rawson de aquella época era un Rawson sectario. No quería saber nada con los pobres que vivíamos en la periferia”, sostuvo, describiendo un cuadro social en el que “los privilegiados del pueblo” eran los que “trabajaban en la Gobernación o en la Policía o eran guardiacárceles, con un sueldo que les permitía comer todos los días”. 
“En mi casa, como en la que otros, mi padre tenía que vivir de ‘changas’, de trabajos temporarios”, agregó, destacando su “recuerdo y gratitud muy grande hacia los pescadores que llegaron para la captura del cazón allá por el año ’45 a Puerto Rawson”
González identificó a ese grupo humano como el principal destinatario de su trabajo infantil de lustrabotas, estimando la llegada por entonces de alrededor de 300 a 400 pescadores que habían llegado de Mar del Plata, Necochea, Quequén y el resto de la costa atlántica y vivían en el puerto. “¿A quién iba a lustrar yo en un pueblito tan chiquito donde la mayoría usábamos alpargatas?, se preguntó.
“Muchos de ellos también habían sido ‘lustrinas’ y me enseñaron a hacerlo y a mejorar mi trabajo, con una actitud muy diferente a la gente del pueblo que se burlaba y se reía de mí, porque nunca habían visto un lustrabotas. Yo soportaba todo y lo tenía que hacer porque de esa manera cada tarde llevaba unos pesitos a mi casa”, señaló.
“Por eso yo los quiero tanto a aquellos primeros pescadores que llegaron. Sus propinas significaban pan para mí”, apuntó durante la charla en la que repasó su trayectoria laboral que prosiguió al terminar la escuela primaria en una chacra, con el arreo de animales desde Camarones y en otros lugares hasta su ingreso posteriormente al Correo de Rawson en el que desarrolló su etapa más prolongada.
Responsabilidad Vs. Privilegio
“Los que no me conocen no crean que yo me crié en la Legislatura de la Provincia, en el juzgado de paz o en el Concejo Deliberante como concejal y presidente. Yo llegué allí por imperio de las responsabilidades que a mí me fue dando el Movimiento Nacional Peronista al cual siempre pertenecí”, contó luego, con referencia a las sucesivas etapas de su vida a partir de la restauración democrática en 1983. “El peronismo no me dio privilegios. A mí me dio responsabilidades. Algo muy diferente. Así lo tomé yo. Hoy es un lugar de privilegio”, sostuvo con respecto a ese movimiento político, pidiendo disculpas “hacia quienes no concuerden”.
Acerca de su vida tras la jubilación, Ángel expresó que “a pesar del alivio que significa, yo no he dejado de trabajar. Siempre lo hago”, dijo, contando pormenores de su actividad diaria en “una pequeña chacrita, que tengo más allá de Canal 7”.

 

Deber cumplido
“Como se dice vulgarmente no me crié ‘boleando chingolitos’. Tuve que trabajar muy duro y hoy gracias a Dios estoy bien. Tengo todo lo que preciso para vivir, sin lujos ni cosas excesivas e innecesarias. Por eso estamos felices y con las conciencias tranquilas, por el deber cumplido en cada etapa de nuestra vida”, concluyó su charla.
El libro “Mi Vida. Un camino de lucha” de casi 140 páginas fue impreso por Ediciones Fernando Nelson (Puán, Pcia. de Bs. As.) y se presentó recientemente en el Círculo Social y Cultural de Rawson.
La obra comprende cinco capítulos con un prólogo titulado “Angelito, un hombre de pueblo” y se complementa con una colección de imágenes fotográficas alusivas al relato y palabras finales de agradecimiento por parte del autor.  Los capítulos aluden a “Infancia, Escuela y Trabajos”, “Militancia. Peronismo desde la cuna”, “Deportes y deportistas” y “Vida familiar”. El último se denomina “Personajes e historia” y permite acceder a emotivos recuerdos sobre viejos y recordados pobladores de Rawson como también de lugares, actividades productivas y costumbres de otros tiempos.
Miguel Machesich.

 

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