Fin de Semana

15 años de ESI –ESI en Pandemia

Mucho se ha hablado acerca de la ESI. Ya han pasado 15 años de la sanción de la Ley que establece que la Educación Sexual Integral es un derecho de cada estudiante, y aún siguen vigentes ciertos mitos que provocan inseguridades en familias, docentes y estudiantes.

 

por REDACCIÓN CHUBUT 13/11/2021 - 23.16.hs

Por Lic. Ana Bischop

 

Nuestra provincia fue pionera en su implementación y cuenta en la actualidad con un vasto recorrido que, necesariamente, tiene idas y vueltas en un espiral que a cada paso la fortalece más.

 

Pero ¿qué es la ESI?

 

La Educación Sexual Integral parte de un concepto de sexualidad ampliada, es decir que no se reduce a la genitalidad, sino que abarca los aspectos psicológicos, sociales, afectivos, éticos, culturales y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos, inmersos en una cultura. Es por ello un aspecto central presente a lo largo de toda la vida. De allí su carácter integral.

 

Entendida así, vemos por qué es necesario que esté presente en las escuelas, desde nivel inicial en adelante. La educación no se reduce a la trasmisión de contenidos, sino que nos prepara para la vida en sociedad y debe acompañar el desarrollo integral de las personas.

 

¿Por qué tantos mitos?

 

Hablar de sexualidad implica atravesar tabúes y estereotipos que llevan años instalados en nuestra sociedad y que se transmiten de generación en generación (en ocasiones de manera explícita y en otras, implícita, a través de conductas u omisiones). La sexualidad quedó fijada exclusivamente a la reproducción, despojada del placer y el erotismo y limitada a una pareja adulta heterosexual y monógama; todo lo que no se encuadrara en dicha norma quedaba así clasificado como perverso o antinatural (hasta hace poco así figuraba en los manuales de psiquiatría), generando así una distribución desigual de oportunidades y derechos. Actualmente el paradigma vigente apunta a garantizar equitativamente el goce pleno de los derechos a todas las personas, considerando que todos y todas somos iguales en derechos, pero diversos subjetivamente.

 

¿Qué se enseña en la ESI?

 

Los contenidos son producto de un largo debate entre especialistas de distintos campos (tanto desde las ciencias sociales como naturales).

 

Por lo tanto, estos se encuentran avalados científicamente y organizados por niveles educativos, es decir, considerando las edades y el ciclo evolutivo del grupo de estudiantes; no se enseña de la misma manera en nivel inicial que en secundario. Deben incluirse transversalmente en todos los espacios curriculares (es decir que la ESI debe considerarse tanto en historia, como en matemática o cualquier otra área) y en la vida institucional cotidiana de las escuelas (cómo interactuamos en los recreos, cómo nos saludamos y todas las rutinas escolares).

 

Para que la Educación Sexual sea verdaderamente integral se deben entrelazar cinco ejes: Valorar la afectividad, Respetar la diversidad, Ejercer nuestros derechos, Cuidar el cuerpo y la salud y Reconocer la perspectiva de género. Así, por ejemplo, si abordamos los métodos anticonceptivos en la pubertad y adolescencia, no podemos dejar de lado los afectos y emociones que generan en cada persona, cómo se vincula con sus pares, la existencia de noviazgos violentos, si conoce sus derechos sexuales y reproductivos, su identidad de género y orientación sexual, etc. Otro ejemplo podría pensarse para nivel inicial, en donde reconocen las partes del cuerpo, los distintos cuerpos diversos, el respeto por la intimidad propia y ajena y poder decir que no ante interacciones que les generen displacer o temor (muy necesario para prevenir abusos sexuales infantiles).

 

Dichos contenidos se encuentran establecidos por normas y se tienen que enseñar de manera integrada con los diseños curriculares provinciales.

 

¿Quiénes son los responsables de implementarla?

 

Los y las docentes son quienes tienen la responsabilidad de garantizar éste derecho y son los actores claves por su conocimiento da cada estudiante. La incorporación de especialistas externos a la institución no es lo recomendable debido a que, más allá de sus incuestionables saberes disciplinares, no acompañan a dicho grupo más que en una ocasión puntual, y por eso se corre el riesgo de que su intervención sea descontextualizada. La Ley de Educación Sexual Integral responsabiliza no solo a las/los docentes sino a cada jurisdicción educativa y al Estado Nacional, quienes deben garantizar la formación docente inicial y continua. Si bien se han realizado muchas capacitaciones docentes, aún falta implementación institucional en muchos casos.

 

El lugar central de las familias

 

La articulación entre las familias y la escuela es fundamental para la implementación de la ESI. La misma Ley considera ese vínculo primordial para cumplir sus objetivos. Es necesario que las familias se encuentren informadas del proyecto de cada escuela y que puedan ser partícipes del mismo. Eso no quiere decir que deba consultarse a las familias para llevarla adelante; no cumplir con dicha Ley implica vulnerar un derecho. Las resistencias que pueden aparecer al respecto suelen desvanecerse al brindar información adecuada y llevar adelante un trabajo codo a codo. El desarrollo integral de las niñeces e infancias requiere de un diálogo colaborativo y permanente.

 

ESI en pandemia

 

Como diversas estadísticas lo demuestran, un porcentaje muy alto de vulneraciones de derechos ocurren en los núcleos más íntimos de la vida de las personas. Son ejemplo de ello gran parte de los abusos sexuales infantiles, las violencias de género y distintos tipos de violencia que lamentablemente son perpetradas por personas que están a cargo del cuidado, en el contexto de noviazgos y relaciones violentas, entre otros. La escuela actúa como espacio de contención, escucha y denuncia de dichas vivencias. El aislamiento social preventivo y obligatorio necesario para detener el avance del COVID-19 y la discontinuidad de la presencialidad en las escuelas dejó a muchas personas sometidas a dichas violencias y con pocas posibilidades de librarse de esos padeceres. Sumado a ello la difícil situación económica, producto de la pérdida de empleos e ingresos familiares, agravó el panorama general.

 

Hoy las escuelas se encuentran en un tiempo de revinculación en el que es fundamental habilitar espacios de escucha, contención y abordaje no solo de contenidos específicos sino de circulación de la palabra, tramitación de afectos y articulación con otras instituciones para un abordaje y acompañamiento conjunto. Tarea compleja si las hay, sobre todo considerando que las y los docentes también están tramitando los efectos de la pandemia.

 

Será desde la reflexión individual y colectiva, apoyándonos mutuamente, que podremos encontrarnos para elaborar estos nuevos desafíos. Allí va todo mi amor por y hacia ésta institución enorme, LA ESCUELA ¡con mayúsculas! Y a cada una de las personas que la conforman.

 

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