Carta de la hija de un combatiente de Malvinas
Antes que nada no, no me equivoco al poner “combatientes de Malvinas, en vez de “ex” como adoptaron desde siempre, y te digo por qué: por esos 31 años ininterrumpidos de lucha y dolor por tener que mendigar un reconocimiento por demás merecido por los que quedaron, por los que se suicidaron y por todos los que se quedaron allá.
por REDACCIÓN CHUBUT 04/04/2013 - 00.00.hs
Ahora si el pueblo argentino agarra un mapa podrá visualizar que la primera ministra del Gobierno Británico en 1982, Margaret Tatcher, estaba realmente mal de la cabeza y no hizo más que robar algo que nunca le iba a pertenecer.
Pero la historia se pone más interesante aún. La decisión de reconquistar las Islas Malvinas estuvo a cargo del Gobierno de facto de Leopoldo Fortunato Galtieri, el mismo personaje que colaboró en derrocar el gobierno de María Estela Martínez de Perón y que fue miembro de la Junta Militar de Gobierno del General Roberto Viola. La acción contó con la adhesión de gran parte del pueblo argentino. Hoy ausente en un gobierno democrático. Y fue ese pueblo el que aceptó mandar a su hijo, su vecino, su sobrino, a un hombre-niño a morir por la patria. Entonces el 2 de abril de 1982 se produjo el desembarco en Puerto Stanley, que desde ese momento pasó a ser nuestro puerto argentino.
Cuando mi papá fue la guerra tenía 18 años, a él no le avisaron que iba a ir a una guerra; cuando estaban en el avión lo que les dijeron fue que “las Malvinas habían sido recuperadas y que iban a tener el honor de pisar esas tierras”. Desembarcó en el aeropuerto de Puerto Argentino. Él pertenecía a la compañía de Ingenieros 9 de la segunda sección de combate, primer grupo, fusilero Nº 1.
Los de esa compañía eran los encargados de hacer campos minados, puentes (para dificultar el avance del enemigo o cuidar sectores de las tropas argentinas).
El 1 de mayo se denominó “el bautizo de fuego”; fue cuando empezaron a bombardear los ingleses, las posiciones argentinas. Él sintió mucho miedo; fue cuando tomó conciencia de la guerra, que estaba en una guerra.
El 14 de mayo juró la Bandera, en Bahía Fox (Bahía del Zorro) junto a toda la compañía. En ese momento fueron bombardeados por aviación británica.
Sintió orgullo de jurar la Bandera en combate porque no todos los soldados juran la Bandera en combate, sino en tiempo de paz o en las bases militares.
Mi papá sólo recibió dos cartas de todas las que le mandaban, que una era de mi abuela y otra de mis tíos que eran chiquitos.
Donde mi tío Luis le contaban del “chico moderno” es mi tío Edgardo, el menor de los hermanos, cuando mi papá estaba en Malvinas, él era un bebé. Que al igual que todos los hermanos lo estaban esperando de vuelta en casa.
Hace cuatro años conocí un compañero de combate de mi papá, me sorprendió al ver cómo lloraba al encontrarse después de tantos años. Dijo que creía que mi papá había muerto…y había quedado en Malvinas. Fue muy emocionante, cómo abrazaba a mi papá y me decía “tu papá vale oro” y que lo había salvado a él y a otros compañeros y contaba que mi papá era el que siempre trataba de conseguir comida, una anécdota que mi papá cuenta fue: Una vez tenían mucho hambre, fue cuando comenzó el bloqueo naval no les llegaba el alimento así que no les llegaba nada, pero un día los pilotos argentinos lograron romper el bloqueo en aviones Hércules volaron sobre sus posiciones y les tiraron alimentos y ropas en paracaídas… con la mala suerte que soplaba viento hacia la costa, así que caía todo sobre el mar; se lograron rescatar paquetes de fideos, él los empezó a amasar, porque al estar mojados era como una pasta y logró hacer una masa de tortas fritas para compartir con el grupo. Esa masa duró hasta que terminó la guerra cuando los tomaron prisioneros de guerra, volvieron a sacar la masa e hicieron otras tortas fritas y justo en ese momento pasó el jefe de su compañía junto a un oficial británico, observando a los soldados y la sorpresa fue que cuando él se dio vuelta les ofreció una torta, primero aceptó el jefe de su compañía y luego el británico, después con un gesto les decía que estaba rica. Lo que nunca se enteraron fue que esas tortas fritas estaban hechas de fideos.
Cuántas anécdotas y cosas faltan saber…
La guerra duró 74 días y terminó el 14 de junio. Lo que quedó de ella fueron 649 en suelo malvinense, 400 ex combatientes suicidados.
Pá, gracias por quedarte con nosotros, tu familia. Nunca nadie que no haya estado en guerra podrá entender qué te pasó, qué viste, qué sentiste y cómo te sentís hoy 30 años después. Hago esto porque es un homenaje para vos y para tus compañeros, los Héroes de Malvinas y deben ser tratados como tales. ¿Por qué homenajeamos a San Martín, Belgrano, etc. y a ustedes no? Si también hicieron y contribuyeron con la patria. Es mentira que el tiempo cura las heridas, más cuando toda la sociedad toma a la ligera la muerte de estos soldados que aún eran adolescentes cuando se enfrentaron a la muerte en una guerra desigual.
Espero que la gente tome diez minutos de su tiempo para leer esto y enseñe a sus hijos que Malvinas no es sólo un pedazo de tierra, sino que allá hay argentinos que todavía esperan el reencuentro con su pueblo.
Las Malvinas son tuyas, viejo, de los que quedaron y de todos los ex combatientes de la Argentina.
No me cabe la menor duda que cada vez que escucho a un veterano de guerra, que ellos son la verdadera historia, los que vivieron en carne propia esa guerra.
Como siempre dice mi viejo: La sangre de nuestros soldados que quedaron allá son las raíces de un enorme árbol que diseminó por todo el territorio argentino. Donde hoy tenemos la misión de malvinizar haciendo saber que esta guerra no fue en vano. Y que las Malvinas siguen siendo argentinas. Te amo papá.
Camila Jasmin Bustamante Hija del Combatiente Jose Pedro Bustamante
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