LUZ DE OTOÑO TEJIENDO RAICES
Mariel Hughes es de Trelew y descubrió hace un tiempo su gran pasión: el tejido. “Comenzó como una terapia, para hacer algo cuando mi hijo mayor se fue a estudiar. La vida me fue llevando. No vivo de esto, tengo otro trabajo en un laboratorio. Esto es súper artístico. Yo no sabía nada. Empecé en un taller y me empezó a gustar y nunca más paré” confiesa.
por REDACCIÓN CHUBUT 20/04/2025 - 18.12.hs
Mariel empezó tejiendo amigurumis, y a medida que fue aprendiendo y tejiendo sus propias cosas, sus compañeras de trabajo le sugerían vender sus productos, ya que les encantaban a todos. Pero esto llevaba mucho trabajo, asique fue empezando de a poco. Creó su página en las redes y de a poco los pedidos fueron aumentando y asi fue como nació su emprendimiento LUZ DE OTOÑO, TEJIENDO RAICES. Así como también fueron creciendo las consultas sobre si ella daba clases. “Yo no sabía si estaba a la altura para poder enseñar. Empecé con un grupo chiquito. Desde ese momento no paré nunca más. Hoy en día, se siguen sumando siempre nuevas alumnas y tengo diferentes grupos. Las clases son para todos personalizadas, cada uno aprende según lo que necesita”.
Además, muchas de las que han realizado cursos con ella, actualmente producen y venden, lo que para Mariel es fantástico. “Me gusta el desafío de seguir aprendiendo para enseñar. Siempre estoy saliendo de mi zona de confort, no estaba en mi mente ni tejer para vender ni para dar clases, todo fue surgiendo. Yo no sabía que podía enseñar. Saber hacer algo es una cosa, pero transmitirlo es otra. Y lo pude hacer y lo disfruto mucho”.
Actualmente vende sus productos por pedido. Y además, dicta los cursos en los que sus alumnas son un pilar fundamental. “Todas son profesionales y vienen en búsqueda de hacer algo para crear. La mayoría viene acá porque es terapéutico. Algunas, de paso, fueron viendo una salida laboral también con esto”.
“Esta parte artística que tengo dentro mío la descubrí al empezar a tejer. Yo noto mucho cuando empiezan, que muchas dicen ´soy inútil ´o ´no puedo´. Se tiran abajo. Y vamos peleando con ese concepto que cada una trae. Y empiezan a descubrir que sí pueden. Todas podemos hacer cosas lindas” relata Mariel.
En la entrevista con Mariel, compartimos un grato momento con su grupo de “los viernes”. Sus alumnas destacaron con una gran sonrisa que disfrutan mucho las clases y, que es realmente terapéutico. Además de aprender, afirman que es muy rico lo que se genera en ese espacio.
Mariel comenta que “Hay varios grupos de talleres, dependiendo el nivel de cada una. De todas las edades. . Y el grupo de los viernes, son las primeras alumnas que tuve y aún siguen tomando clases. El grupo de los miércoles, por ejemplo, son nenas más chiquitas, donde es otro el descubrimiento de ellas. Los lunes, son chicas que recién empiezan.
Hacen dos cosas y ya es un montón y se ponen re felices de poder hacerlo. Para mi es súper gratificante y me genera un placer enorme de compartir este espacio con ellas. Cada una tiene su impronta personal”.
Para finalizar, confiesa que “Me hace sentir bien, útil y necesaria. Puedo compartir el tejido, que para muchas personas por ahí piensan que es de gente grande. Está mucho ese concepto. Yo soy deportista tengo mi trabajo y además tejo y enseño. Y todas pueden decir lo mismo, porque todas tienen su profesión y tejen, y pueden hacer para vender, para regalar, para ellas mismas, para hijos, sus nietos, para hacer terapia. Esto es encontrar una actividad fantástica súper terapéutica que nos hace sentir bien y nos llena. Teniendo el tejido tenes todo. Es un hermoso grupo el que se formó. Esto me llena el alma”.
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