La columna de Susana

EL DESTINO DE LA SOPERA…

Llegó a la casa formando parte de un juego de platos, para doce comensales, de esos que se regalan para los casamientos.  Es blanca con ribetes dorados, tiene una textura con pequeños sobre-relieves, la engalanan dos asas y una tapa: ¡es una sopera!

por REDACCIÓN CHUBUT 21/05/2023 - 11.13.hs

Con el paso de los años se fueron usando todas las piezas del juego, en diferentes oportunidades especiales de la familia: los platos grandes, los platitos de postre, las fuentes de diferentes tamaños, tazas, azucarera, dulcera, pocillos, y hasta una jarra pequeña para la leche… Menos ella. Nunca se celebró un encuentro que tuviera a la sopa en el menú.

 

Así que está perfecta, intacta, a pesar de los treinta y cinco años que han pasado desde que salió del negocio donde se lucía en una vidriera de Casa Roselló…

 

 Ya en la casa de los recién casados fue a parar a un estante de un mueble, de madera, con puertas con llave. Resaltaba su blanco inmaculado sobre el color oscuro que le daba base y contención.

 

Permaneció inmutable, callada, estoica. Apenas veía el living desde su oscuro hábitat cuando se servía la mesa de aniversarios, fiestas o cumpleaños. La corrían de un lugar a otro a medida que los antiguos adornos se guardaban en el mueble porque eran reemplazados por otros, nuevos, llegados de un viaje.

 

Un  día la dueña de casa decidió hacer “despojo” de todo lo que no se usaba en el hogar. Arrancó por los libros, en febrero,  luego siguió con la ropa, en marzo, y le llegó el turno a la vajilla… ¡Ay, ay, ay! Pobre sopera…

 

Cuando la miró fijamente, y reparó en ella y su desolación, se dio cuenta de que sacándole la tapa podría pasar por una frutera elegante. La despojó de su eterno descanso, la lavó y luego la puso sobre la mesada de la cocina, sobre una carpeta de color, con enormes pelones rojos en su interior recién estrenado, vientre fecundo de ahora en más…

 

¡Para una foto! Pensó la mujer soñadora. A partir de ese momento la sopera cumplió su destino de frutera.  Está siempre rodeada de color y aroma, los dueños de casa y visitantes la llenan de piropos a diario…

 

 

Susana Arcilla

 

susanabeatrizarcilla@gmail.com

 

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