Regionales

Revelador y apabullante

Por Jorge Manuel Presas

El Gobernador de la Provincia del Chubut, el escribano Mariano Arcioni, tomó la decisión de suspender las licencias gremiales obligando a 600 personas a volver a los puestos de trabajo en la administración a nivel central.

Doña Rosa y Juan Pueblo consideran que todavía hay que contar los delegados gremiales que pertenecen a la planta permanente de los distintos municipios en que se divide la provincia y además hay que contar la cantidad que debe haber de personas con licencias gremiales correspondientes a actividades privadas, cuyo costo se carga al consumo general y los costos del sector público con los impuestos, tasas y demás ingresos.
Es decir, el pueblo mantiene a pesar de sus necesidades esta especie de Estado Sindical dentro del Estado provincial del Chubut, pero además esta exacción ladrona de los recursos aún de los más pobres hay que hacerlo extensivo a toda la Nación Argentina.
Para Doña Rosa y el Juan Pueblo resulta indudable que todo resulta más caro porque los sindicalistas no se mantienen así mismos con la cuota sindical que, por otra parte, no debe ser retenida por el Estado en los niveles Nacional, Provincial y Municipal, que así están al servicio del Estado Sindical.
Doña Rosa y Juan Pueblo creen que si en la República Argentina las cosas fueran como en la enorme mayoría de los países del mundo, donde los sindicatos son considerados como personas jurídicas que deben someterse a la Ley, dejarían de ser una carga. Es decir, en esos países, a la mayoría de la población la existencia de sindicatos no les encarece la vida, al contrario, la existencia libre de sindicatos que compiten entre sí como se se puede ver fácilmente en muchísimos casos abarata el costo final de los productos y eso en un ambiente de libertad como corresponde va en beneficio no solo de cada ciudadano, sino en particular de los más pobres.
La historia demuestra siempre que son las astillas del mismo palo las que producen o ayudan a producir grandes cambios institucionales. Eso lo hemos visto en los tiempos modernos, claramente en China, donde el segundo de Mao introdujo el capitalismo, y en Rusia con el brillante Gorbachov.
Por eso, desde esta columna, se le pidió al gobernador fallecido Mario Das Neves que pusiera la Provincia del Chubut a la cabeza del país enderezando estos problemas sindicales. Su sucesor ha empezado algo, pero todavía está a mitad de camino.
Hemos sido testigos en varias oportunidades como estos militantes del sindicalismo que forman el verdadero ejército del Estado Sindical se han enfrentado en lucha armada, sin miramientos, y dejando rastros de su apetencia por la tajada que quieren conquistarte o defender. También hemos sido testigos de la impotencia de los poderes del Estado Argentino frente a esta situación que sin duda crea estado de inseguridad en la población.
Doña Rosa y Juan Pueblo, vistas las desigualdades que sufrimos, son conscientes de que existe la libertad de aquéllos que hacen lo que se les da la gana y es muy interesante analizar el entramado perverso y antidemocrático que les permite ser impunes. Es la asociación entre dos grupos que engañan a muchos disfrazados de peronistas y manejan la policía y los sindicalistas porque tienen mayoría legislativa. 
A las elecciones, cada dos años concurren divididos en varios partidos o facciones del mismo signo que resultan ser mayoritarias en la enorme mayoría de los casos y entonces se reparten entre ellos en las listas sábanas los lugares que más le conviene, a los efectos de conseguir la finalidad que los une y, así, es como vemos que incluso hay sindicalistas con listas propias y por ejemplo los otros días un sindicalista «bajó la propia».
Para triunfar contra aquellos que tienen la libertad de hacer lo que se les da la gana, es necesario que los votantes nos demos cuenta, de una vez, que hay que votar por los que quieren el firme y estricto cumplimiento de la Constitución Nacional Argentina.

 

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