Carta del Lector

Científico detenido por realizar pruebas de radiación en minería del uranio

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Andrey Ozharovskii, activista ruso, fue detenido en Mongolia en agosto de 2025 y deportado a Rusia, por realizar pruebas de radiación. Su historia ilustra a la perfección la necesidad de que los científicos ciudadanos independientes que trabajan en este campo, proporcionen al público información precisa e imparcial sobre los niveles de radiación a los que podrían estar expuestos a diario.

Fotografía principal de Andrey Ozharovskii cortesía de Nuclear Transparency Watch.

Andrey Ozharovskii fue detenido por las autoridades mongolas mientras medía los niveles de radiación con un dosímetro personal cerca de las minas de uranio operadas por la empresa francesa Orano. Aunque fue liberado, no le han devuelto el pasaporte y enfrenta incertidumbre sobre su libertad de movimiento.

 

Las actividades de Ozharovskii forman parte de una larga tradición europea de "ciencia ciudadana" en el ámbito nuclear. Expertos independientes y comunidades locales realizan mediciones de radiación para contribuir a garantizar la transparencia, la seguridad y la rendición de cuentas. Nuclear Transparency Watch y sus miembros han apoyado este tipo de iniciativas en toda Europa en colaboración con organismos reguladores, laboratorios y ONGs.

 

Mongolia no está aún adherida a la Convención de Aarhus, el tratado internacional que garantiza los derechos de acceso a la información, la participación pública en la toma de decisiones y el acceso a la justicia en materia ambiental. Según la Convención quienes ejercen estos derechos no deben ser objeto de persecución ni acoso.

 

Mina de uranio Zurich-Ovoo en Mongolia, operada por Orano. (Foto cortesía de Orano).

Este incidente pone de relieve la importancia de estos compromisos: garantizar que quienes protegen a la población y al medio ambiente puedan hacerlo sin temor. En este momento, Andrey Ozharovskii debería recuperar su derecho a viajar libremente.

 

Jan Haverkamp, especialista en energía nuclear y política energética de Greenpeace y WISE, Servicio Mundial de Información sobre Energía, es uno de los defensores de la restitución de los derechos de Ozharovskii. (Foto cortesía de Jan Haverkamp).

El desarrollo de las industrias nucleares, incluida la minería de uranio, no está exento de riesgos.

 

Una cooperación transparente y abierta entre la sociedad civil, las autoridades competentes y las empresas implicadas contribuye a reducir dichos riesgos y permite a las autoridades conocer con antelación las posibles infracciones de las condiciones de las licencias y los posibles impactos en la población y el medio ambiente.

 

Ozharovskii, durante su visita turística a Mongolia, no hizo nada extraordinario, solo apoyó a los ciudadanos locales y a las ONG para que adquirieran conocimientos sobre la seguridad y los riesgos de la minería de uranio en su país.

 

Es fundamental para la seguridad nuclear que los ciudadanos puedan llevar a cabo este tipo de acciones.

 

El beneficio general de la participación pública en la observación de los impactos ambientales ha sido demostrado sin lugar a dudas. La información sobre la radiación, nunca debe ser confidencial para el público que podría verse afectado. Y las autoridades deben aprovechar al máximo las mediciones y los puntos de vista del público para ejercer sus funciones vitales. De hecho, esto constituye la base de la Convención de Aarhus.                                                                      (Fuente Beyond Nuclear Internacional).

 

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