Por Luis López Salaberry

Regalos que comprometen

Un tema que fue tratado desde la antropología y la etnografía, como el conjunto de rasgos que caracterizan a una comunidad humana y la ciencia que estudia los pueblos y sus culturas en todos sus aspectos y relaciones, desde la óptica de LŠvi Strauss, quien vivió prácticamente todo el siglo XX, luego tuvo una mirada sociológica.

En ese aspecto algunos de sus cultores consideraron que si se limita a una descripción objetivista reduce, el intercambio de obsequios, al toma y daca. Pero veamos ese concepto de los bienes simbólicos (cuando hacemos un regalo siempre le quitamos la etiqueta que denuncia el precio) en las actividades políticas.
Me parece interesante analizar lo que significa regalar el sillón de Rivadavia, esto es la Presidencia de la Nación, a quien pretende obtener el triunfo electoral. No hay duda que el método utilizado por la ex-presidenta Cristina Kirchner, situándose como candidata a la vicepresidencia de la Nación, permite analizarlo como anómalo. Pero si ésta postura pudiera dar lugar a dudas lo que no puede generar ninguna es que, una candidata a vicepresidenta que históricamente tiene los votos de su espacio, designe a quien se postule a la presidencia de la Nación. 
En una palabra, Alberto Fernández ha obtenido un suculento obsequio, aunque simbólicamente deberíamos verlo sin calificar. Una persona que utilizó los medios de comunicación, tanto televisivos como radiales, durante años, criticando duramente el gobierno de la ex-presidenta, en lo que se refería a sus políticas y admitiendo y sancionando sus actitudes y conductas de corrupción, la hoy imputada y procesada de varios delitos, o sea Cristina, lo premia. En una conducta que más parecería una actitud religiosa, la del perdón, como Francisco regalando rosarios a los detenidos, los que conocemos nuestra historia sabemos que por allí seguramente no transita la cuestión. Nada de perdón religioso. 
En definitiva existió un regalo y a éste se le ha sacado la etiqueta del precio como en los cumpleaños, para que tampoco nos enteremos los que tenemos que concurrir a votar, pero seguramente el beneficiado sabe que sobre ese regalo tiene la obligación de compensarlo mediante una devolución. En este aspecto no tiene importancia establecer el tiempo intermedio que separe uno del otro pero, pese a ciertas apreciaciones de personalidades políticas que pretenden justificar el temperamento de quien ya recibió el regalo sujeto a condición, que significa ganar las elecciones. Lo cierto es que cumplida la condición deberá ofrecer el que le corresponde a la «generosa» persona que lo eligió. Insisto: si es que llegara a ocupar el cargo de presidente de la Nación, ¿cuál será ese obsequio para la jefa? 
Es imposible saberlo en el presente, pero existirá un menú bastante variable, aunque ya se pueden pensar algunos de los que pueden incluirse. 
Desde aquella idea que existen los presos políticos, calificación que se otorga a quienes tienen causas por delitos tipificados en el Código Penal que es igual para todos los habitantes del país; que es necesario cambiar la Constitución, porque la que tenemos no responde a las exigencias de un gobierno popular y nacional; que deberán ser revisadas las sentencias del Poder Judicial basados en la causal que pudieran estar motivadas por razones políticas y no delictivas y bajo la influencia del Poder Ejecutivo, entre otras. 
En definitiva, el precio lo pagaremos todos y nos resultará más caro que cualquier ecuación económica que se nos pretenda hacer del presente porque estarán en juego valores invaluables como la libertad en sus distintos aspectos. Creo que estamos frente a una metodología hipócrita que pretende hacer creer que se han modificado antiguas prácticas y que hoy, por el contrario, nos encontramos con aperturas para encontrar el verdadero camino hacia el bien común y el crecimiento nacional. Más allá de lo que significa el proceso electoral con sus métodos de la negación, la agresión y el desprestigio del otro, para hacer inclinar el electorado a una determinada fórmula, entiendo que existen objetivos muy serios y preocupantes que ponen en riesgo las instituciones de la república democrática y un Estado constitucional de Derecho tal cual lo conocemos. 
Argentina está dando muestras al mundo porqué camino pretende transitar. Este camino es el que conduce a un futuro global del que no podemos quedar aislados. Nuestro pasado nos demuestra como hemos perdido oportunidades para ser una Nación seria y respetada. Que la desconfianza no retorne sería nuestro mayor logro para ascender en el camino del desarrollo.

 


 

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