Hay solo cinco lugares y mal distribuidos para cargar la tarjeta Ceferino

 En un primer momento, los usuarios viajaron de manera gratuita y luego comenzaron a venderse los viejos boletos de papel hasta que se instauró la tarjeta electrónica “Ceferino”. Unos dos años después, este sistema resulta un verdadero suplicio para algunos pasajeros cuando se quedan sin crédito, ya que solo hay cinco estaciones de recarga de la tarjeta, cuatro de ellas concentradas en la zona centro y semicentro.

Desde un primero momento, la empresa Ceferino vende y recarga las tarjetas en una de las ventanillas de la Terminal de Omnibus y luego se sumaron dos kioscos del centro de la ciudad: uno ubicado en 28 de Julio y Bartolomé Mitre y otro a pocos metros de distancia uno del otro. 

Actualmente existen dos puntos de recarga más, uno en Albarracín y Gobernador Maíz y uno en el barrio San Miguel, sobre calle Garagarza. Sin embargo, quienes viven en las zonas sur y norte no cuentan con ningún punto de recarga, por lo que si no lo hizo al llegar al centro, resultará misión imposible abordar el colectivo.
Además, salvo el de la Terminal, los demás puntos de recarga de la tarjeta Ceferino cuentan con un límite diario, el cual pasado el mediodía suele estar agotado. 

“Tengo que pagar los boletos yo para después vendérselos al cliente”, aseguró uno de los kiosqueros al consultarlo del por qué de ese límite. Encima, a diferencia de la Sube, la Ceferino no permite viajar así falten cinco centavos para completar los 16,95, por lo que los usuarios dependen de la buena voluntad de otro pasajero para que le “venda” un viaje en efectivo.

De esta manera, mientras Madryn sigue esperando por el arribo de la tarjeta Sube, la apertura de nuevos centros de recarga, sobre todo en las zonas sur, norte y noroeste, sería una decisión acertada para que los usuarios se puedan mover con un poco más de tranquilidad.