Puerto Madryn

Falleció Nenina Barranco de Bordenave, una vida en la Cantina El Náutico

En la fría mañana de hoy se conoció la triste noticia de la partida de ‘Nenina’ Barranco de Bordenave, vecina de la ciudad tan reconocida como querida. 

por REDACCIÓN CHUBUT 19/09/2022 - 15.18.hs

Una mujer muy amable y simpática, Ana María Barranco, más conocida como ‘Nenina’, venía de una familia de inmigrantes españoles muy trabajadores. Nació el 22 de junio de 1933 y de pequeña se radicó con sus padres en Puerto Madryn.

 

Fue docente por más de 23 años, absolutamente entregada a su tarea y sus alumnos, primero en la escuela Nº 27 y luego en la Nº 84. Fue de las primeras maestras de Puerto Madryn, con una vocación ejemplar, tanto por su dedicación como por el vínculo con los alumnos y padres, una virtud que siempre le fue reconocida por quienes fueron sus alumnos. 

 

Simultáneamente comenzó a ayudar a su marido, Don Ángel Bordenave, en el Club Náutico, que en a finales de la década del 50 sentó sus bases como institución. Pasaron a hacerse cargo del restaurante del club y ella puso sus manos a trabajar en la cocina, cuando Madryn apenas contaba con unos 2 mil habitantes.

 

Salía del colegio y se iba a trabajar a la cocina del Club Náutico, una rutina que mantuvo durante muchos años, mientras acompañaba el negocio del local junto a su marido. Luego decidieron mudarse y, antes de hacer el local actual, estuvieron en lo que fue el Hotel París durante muchos años.

 

Nenina fue el “alma mater” del restaurante: siempre trabajando detrás, metida en la cocina, manejando al personal y diseñando las recetas. Ese fue el lugar que supo ocupar durante largas décadas, viendo crecer a la Cantina El Náutico desde 1963. 

 

Desde su lugar, Nenina fue una conocedora de su pueblo y sus gustos, lo que la llevó a darle cierto perfil a su restaurante. Cuando pudieron cosechar todo el esfuerzo, lograron empezar a tomar más personal y ella tomó cierta distancia de la cocina, aunque siempre presente en el restaurante, ya como comensal, con la mirada puesta en el entorno para ayudar a su hijo y todo el personal.

 

Su compañero de vida falleció muy joven, en 1974, y su hijo Ariel empezó a trabajar con ella cuando todavía transitaba en el colegio secundario. Fue una madre muy presente, ayudando al hijo que con su corta edad necesitaba el apoyo para seguir el negocio por el fallecimiento de su padre. 

 

Nenina también fue una abuela muy presente. Supo ser el sostén de una familia que hoy siente con dolor su partida, recibiendo en todo momento el abrazo y el cariño de muchos vecinos de esta comunidad que la conocieron al entrar a la Cantina El Náutico, o dentro del aula, y la  recordarán como una persona amable, cordial siempre impecable, y que también sufrirán su ausencia de cada lugar que compartían.

 

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