UN PARAISO DE TIERRAS VIRGENES ENTRE COMODORO Y EL VALLE

Camarones: un lugar de descanso en la naturaleza con tradición y aventuras

Al sudeste de la provincia del Chubut, entre Trelew y Comodoro Rivadavia, sobre la bahía en la costa atlántica, se encuentra emplazada Camarones, ciudad cabecera del departamento Florentino Ameghino, que cuenta con casi 2000 pobladores que se dedican a la ganadería, la estiva, la producción de algas y la explotación de la singular piedra «toba patagónica».

por REDACCIÓN CHUBUT 17/03/2014 - 03.28.hs

Desde la embarcación Viento Sur se pueden observar las especies de aves que habitan las islas de la bahía.

 La Ruta Nacional Nº 3 y la ruta provincial Nº 30 conectan a este pequeño poblado rodeado de fauna marina y animales silvestres, con las ciudades del valle y el sur del Chubut. También se puede acceder a estas tierras casi vírgenes por un camino de ripio en la ruta Nº 1, que recorre la franja costera, ingresando desde el norte por el Paraje histórico Cabo Raso, a 80 km. Camarones es uno de los pocos poblados que aún conserva edificaciones de la primera mitad del siglo pasado: el viejo almacén de ramos generales, las casas de piedra y los caminos que se pierden en un paisaje desértico, generan la impresión de que el tiempo no pasara nunca.

 

Lo primero que llama la atención al ingresar al lugar es el Torreón de los Españoles, que se erige a escasos metros de la costa con las embarcaciones del puerto como trasfondo, que resplandecen bajo el sol sobre un mar azul intenso. El Torreón fue creado en conmemoración de la fundación de la Provincia de Nueva León en 1535, tras el desembarco de Simón de Alcazaba, y junto con el monumento al Salmón es uno de los íconos del lugar. Precisamente, todos los veranos en enero y febrero concurren miles de pescadores de todo el país para participar en la Fiesta Nacional del Salmón.

 

PARA QUEDARSE 

 

Con ese cuadro de tradición y naturaleza, la villa ha desarrollado su perfil turístico para aventureros decididos a explorar especies de aves, de fauna marina y silvestre, y familias que desean alejarse del ruido de las grandes ciudades para disfrutar de la tranquilidad y la belleza de estas tierras apenas exploradas por el hombre. Más de 3000 turistas arriban a estas costas todos los años en temporada y eligen quedarse en cabañas confortables a escasos metros del mar, hoteles con restaurantes de comidas típicas y campings que cuentan con todas las instalaciones necesarias para salir de la rutina. 

 

En este sentido, en la villa se destacan emprendimientos acuícolas de cría de mejillones y otras especies, y producción de algas y sales marinas. También en el poblado se puede visitar el Museo de la familia Juan Domingo Perón, que transcurrió parte de su infancia en esta localidad. También la villa cuenta con bancos con cajeros automáticos, un Hospital y servicios de internet con wi-fi. Todos los años los fines de semana largo este paraíso se convierte en un lugar de paso obligado y hay grandes expectativas para recibir miles de turistas en Semana Santa.

 


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