74 años del golpe militar del que nació el Partido Peronista
Proclamada la candidatura de Robustiano Patrón Costa para suceder a Ramón S. Castillo que reemplazaba a Roberto M. Ortiz en la Presidencia de la República, la guarnición de Campo de Mayo, al mando del general Arturo Rawson, el 4 de junio de 1943 lo depone y el citado militar asume provisoriamente el gobierno y renuncia cuatro días después, asumiendo el general Pedro Pablo Ramirez, secundado por el contraalmirante Sabá H. Sueyro, como vicepresidente.
Poco tiempo después el coronel Juan Domingo Perón es designado jefe de la Secretaría del Ministerio de Guerra. En diciembre del mencionado año, Perón es nombrado Secretario de Trabajo y Previsión. El 25 de enero de 1944, Ramirez renuncia y asume el general Edelmiro J. Farrell y Perón, la vicepresidencia de la Nación con retenciones de sus cargos anteriores. Pero, por razones de orden interno, es obligado a renunciar a todos sus cargos y es llevado preso a Martín García. A partir de entonces, puede decirse que comenzaba su intensa y triunfante carrera política. Se producen multitudinarias manifestaciones populares reclamando su libertad. La más importante de ellas y la de mayor trascendencia, sin duda alguna, la lideraba el gremialista Cipriano Reyes.
Perón aparece en los balcones de la Casa Rosada, pronunciando un encendido discurso que enfervoriza a quienes ese 17 de octubre de 1945 colmaban la Plaza de Mayo, las calles y avenidas adyacentes. Nacía un líder político que marcó un antes y un después en la historia argentina. Amado y odiado, fue Presidente de la República en tres oportunidades. En la primera, al encontrarse con que no se podía caminar por los pasillos de la entonces Secretaría de Hacienda por las barras de oro que habían acumulado los gobiernos Conservadores, como el mismo lo reconoció públicamente, mediante el Plan Quinquenal concretó importantes obras que determinaron la plena ocupación. Pero lo más trascendente fue la instalación de la Justicia Social y la plena reivindicación de los derechos de los trabajadores. En cuanto al segundo período, las cosas no fueron iguales. Su política nacional y popular nos aisló del mundo y aquellas reservas se habían agotado. Empezaron conflictos obreros y la carencia de productos de consumo cotidiano, como de insumos para la industria, llegaron a extremos inconcebibles. Nada mejor para graficar la gravedad del cambio operado, que recordar que Cipriano Reyes, que entonces lideraba los reclamos populares, fue encarcelado y víctima de graves atentados.
El 16 de septiembre de 1955, el general Eduardo Lonardi inicia en Córdoba el golpe militar que lo derrota y se refugia en una cañonera paraguaya. Termina aislándose en España y regresa al país cuando lo gobernaban Cámpora y Solano Lima que en representación del Frejuli, habían triunfado en las elecciones del 11 de marzo de 1973. Ambos renuncian pocos meses después y en las nuevas elecciones se impone la fórmula integrada por Perón y su esposa, María Estela Martínez. El general, ya con muchos años de edad y con serios problemas de salud, llegó con un mensaje de paz y concordia, exhortando a sus conciudadanos a encontrar el camino para terminar con los profundos enfrentamientos entre hermanos. Por supuesto, y dicho sea de paso, que a partir de su muerte acaecida el 1º de julio de 1974, ese enfrentamiento ya no es entre peronistas y radicales, sino que se instaló en el propio partido de la popular marchita y todo parece indicar que es para rato. Al punto que el concepto que el desaparecido político César Jarolavsky tenía del radicalismo que «era un sindicato de enemigos personales», también se puede aplicar al peronismo.
En cuánto al tercer gobierno de Perón que continuó su esposa hasta su destitución el 24 de marzo de 1976, fue para el olvido. Durante ese período se incubaron graves hechos que originaron el sangriento enfrentamiento de las Fuerzas Armadas con la subversión.
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