Funciona en Neuquén un centro de salud con saberes ancestrales
El Centro de Salud Intercultural «Raguiñ Kien» (medialuna), inaugurado el 10 de noviembre en la cuenca Ruca Choroy, en cercanías de la localidad neuquina de Aluminé, es valorado por las comunidades mapuches porque les permitirá «ganar derechos y libertad» y dejar atrás el tiempo en el que la práctica ancestral de la medicina originaria era considerada «ilegal».
por REDACCIÓN CHUBUT 27/12/2021 - 00.00.hs
Al mismo tiempo representa un desafío para la biomedicina porque dejará de ser la única opción para tratar enfermedades.
Los protagonistas de esta experiencia, consultados por Télam, destacaron que para abordar las tensiones y el diseño del proyecto deberán buscarse consensos y acuerdos mediante el cuerpo colegiado (Nor Feleal) que tendrá a su cargo la conducción y coordinación del primer y único centro de salud intercultural de la Argentina.
La planificación del proyecto hasta su concreción, demandó poco más de 10 años desde los croquis iniciales de un edificio con forma de medialuna, hasta llegar a su construcción, equipamiento y designación de parte del personal en una primera etapa que está en pleno desarrollo.
DERECHOS GANADOS
Sergio Peña, originario de la cuenca de Ruca Choroy, es agente sanitario e integrante del Nor Feleal del flamante centro de salud «Raguiñ Kien».
«Con el centro de salud hemos ganado derechos y libertad para el pueblo mapuche», aseguró Peña, al recordar que la medicina ancestral era una práctica que para la Justicia era «ilegal».
Peña explicó que «el diseño de la medialuna fue un proceso largo pero muy consolidado para nosotros y de mucho trabajo».
«Tiene que ver con nuestra cosmovisión, nuestra salud, nuestra forma de verla y también tiene mucho que ver tanto para curar la enfermedad como con nuestra vida diaria, la siembra, la cosecha y el tránsito con la luna», señaló.
Expresó que «esta es una primera experiencia claramente y nosotros lo vemos como un logro como pueblo, porque acá estamos ganando derecho en cuanto a la salud de la comunidad».
«Podemos decir que al tener un espacio podemos garantizar el derecho a la salud trasladando nuestro conocimiento a un edificio, porque siempre se practicó en el domicilio y de manera reservada», dijo y reafirmó que «acá estamos generando una garantía de derecho, de decir que somos libres de practicar nuestra medicina en un espacio físico».
Anticipó que «cuando esté designado todo el personal, la atención se va a ampliar en el sector de las invernadas (zonas bajas de la cordillera para cuidar los animales) porque no podemos obviar ese territorio con gente que se va gran parte del año».
OTRAS INSTANCIAS
El médico Fabián Gancedo, quien se desempeña en el sistema público de salud desde 1989 en el hospital de Aluminé y es otro de los miembros del Nor Feleal del Centro de Salud Intercultural aseguró que «el área que tiene mayores dificultades e incluso posibilidades de roce, es el de los efectores de la biomedicina».
«Como profesionales, somos formados considerando a la medicina académica como superior e incluso como la única válida y con alcance real, medicina científica», señaló.
Explicó que «muchas veces las dificultades están ahí porque la biomedicina lejos está de ser la exclusiva, la única, ni siquiera tener alcance sobre todo el amplio espectro y manifestaciones culturales, filosóficas, espirituales y por eso suele ser lo que ofrece mayor dificultad».
«En el día a día, los usuarios del sistema público de salud acá como en cualquier otro espacio y se nota mucho más acá porque la cultura mapuche está muy fortalecida, también tiene sus propias prácticas, sus propias creencias, sus formas particulares de abordar la salud», dijo.
Gancedo puso como ejemplo «los tradicionales empachos y sus curadores, la pata de cabra, el mal de ojo, el golpe de frío, de calor, es decir hay muchas instancias en donde nuestros vecinos tienen su propia manera de ver y entender la salud y la enfermedad».
Precisó que «el itinerario terapéutico dentro de la cuenca es similar en esos aspectos; se reconoce la propia enfermedad, se la atiende con sus propios tratamientos al alcance de la mano con vecinos que tienen un conocimiento mayor y en otros aspectos se acude a la atención biomédica».
Sostuvo que «son miradas distintas, no siempre compatibles y esta es una especie de negociación donde cada uno aporta lo suyo en pos de mejorar la situación de una persona».
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