Casa abandonada, pero con historia

Caminando lentamente, disfruto en el andar del verdor de los árboles, el dulce arrullar de las palomas y el gritito de los hermosos cardenales, que todos los años se hacen presentes en nuestro pueblo mostrando su lindo copete rojo.
Voy llegando a mi destino, pero... veo delante de mi a una pareja de turistas que se ha detenido frente a la vivienda, donde vivía la familia Castro y, aminorando mi marcha, escucho sus comentarios. ¡Mira esta casa! Debe haber sido muy linda en su época, ¿De quién será?, ¿vivirá alguien? ¡Qué pena sus árboles secos y su total abandono, etc., etc. Estoy tentada de parar y explicarles su origen, pero hago todo lo contrario. Avergonzada por el estado deplorable del lugar, apresuro mi paso y me alejo.

¿Cómo podría decirles que esa casa fue la primera hecha de ladrillo en el pueblo, en el año 1916, que era una residencia de lujo de la época, rodeada de árboles y flores en su hermoso jardín, que su dueño era el señor Nicolás Castro, uno de los fundadores de nuestro querido pueblo de Dolavon.
Tuvo siete hijos, dos de sus hijas a las que yo conocí. Tuvieron allí una Casa de Té, donde lucían sus lujosas lozas y sus antiguas reliquias. La última de ellas falleció en 1952. Desde entonces, el estado de abandono es total. Da pena! Ahora solo quedan sus árboles secos, sus yuyos, sus piñas caídas y su frente destrozado, y así la ven los turistas que nos visitan. ¡Qué pena! Somos tan desagradecidos que no somos capaces de regar sus árboles y limpiar sus veredas. Qué poco reconocemos a nuestros antepasados, los que le dieron vida a nuestra localidad. ¿No es ese un lugar patrimonio histórico cultural que debemos cuidar y acondicionar? La gente lo ve. ¿Por qué las personas responsables no lo ven?
Menos vidrios polarizados, y a caminar las calles de mi pueblo, como lo hace la gente del lugar, para ver estas cosas y muchas más. Quizás esté equivocada, no lo sé, pero esa no deja de ser mi humilde opinión.
Aurora Rancho.