Regionales

El nerviosismo generalizado

Las condiciones de la República no pasan por su mejor momento y eso se traslada, no solo al sector dirigencial, sino que se derrama en toda la población que a diario observa cuánto se sufre cada vez más al remontar la cuesta.

El nerviosismo ha contagiado a todos y para eso no hay vacuna. Hay otros instrumentos que no se ven, por la miopía que seguramente generan las ansias de poder de aquellos que creen que les llegó la hora, y estamos así siempre en un círculo vicioso. Nos está ocurriendo como aquella figura que pretende subir una lomada cubierta de barro. Es cierto que se esfuerza y se mueve quien camina, pero observa que por el barro nunca avanza y en cambio desciende permanentemente, aún con todo su esfuerzo. Ese nerviosismo habilita a algunos que, en soledad, pretenden encontrar una solución. Todo indica que siempre se toman caminos equivocados. Hoy la Argentina, no sólo Chubut, podría aprovechar los beneficios que le otorga un mundo en conflicto. Pero no lo puede usufructuar por más que aparezcan algunos discursos aislados, por cuanto en materia económica no se resuelven los problemas sin acciones y acciones correctas. Para eso es de destacar también que Chubut, como cualquier provincia argentina, no es una isla y que nuestro sistema de Nación Federal siempre está sujeta a las reglas que impone el Estado Nacional que es lo que efectivamente es necesario concientizar para cambiar. No se obtiene nada fundando una casa en París, de lo que nadie nos ha rendido cuenta, como tampoco interesando a un embajador o recorriendo foros internacionales. Ello sumará aún más al gasto improductivo pero no modificará las condiciones de la inflación, de la producción, del empleo y del salario. Seamos claros, todas las recetas que se han implementado en los últimos años lo único que han logrado es aislar aún más al país del mundo, retroceder en las estadísticas y empobrecer a la población generando una riqueza de sectores que se han alineado en la corrupción administrativa o negocios fuera de la ley. Hoy si se hubiera producido una transformación en materia gasífera, como en su momento en la década del 60 fue la petrolera, seríamos los controladores del sistema regional y favorecidos en los términos del intercambio. En cambio tenemos que importar dando así no sólo el negocio a unos pocos sino perdiendo soberanía. Hablamos de la pesca, por la gracia de Dios. No porque hubiéramos alineados todos los instrumentos para sacarle el mayor beneficio. La naturaleza nos ha dotado de innumerables recursos pero ello implica inversión y la inversión no se declama, se genera solamente con renta y ésta, por la voracidad de una ingeniería especializada en no querer se pierde lastimosamente. Algún día sería interesante que aquellos que declaman el « no se quiere» sostengan realmente «qué quieren» para poder debatir con seriedad. Que Chubut tiene gas nadie lo puede negar, cuando se han cerrado pozos por que no conviene la inversión. Los que debían haber trabajado para no desperdiciarlo se pasaron años obstruyendo todo tipo de inversiones y con versiones apocalípticas. Hoy ni desde la embajada de Brasil, ni de la embajada de Estados Unidos podrán solucionar el problema.
El problema será resuelto cuando exista un plan económico que tenga en cuenta el desarrollo sustentable argentino. En este plan económico deberá tenerse una mirada global de las condiciones existentes. Desde el litio hasta el gas, desde el campo hasta la industria generando valor agregado y desde la inversión, que es ahorro acumulado, hasta la voluntad y capacidad para organizar el trabajo y hacerlo efectivo. Hoy no sólo internet sirve para suplantar un texto, también para darse cuenta como quienes tomaron el camino del desarrollo dejaron de ser países emergentes y su población vive menos nerviosa.
 

 

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