Regionales

Costanera: un barrio trelewense inseguro, con carencias básicas y conexiones clandestinas

Lejos del progreso planificado y ordenado, Trelew exhibe al resto de la provincia un crecimiento demográfico devaluado, sostenido en la indigencia absoluta, cimentado en penurias. Los asentamientos crecen incesantemente, a partir de promesas de horizontes desarrollistas y ascendencia social garantizada.

por REDACCIÓN CHUBUT 05/05/2022 - 00.00.hs

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Trelew está atravesada por una crisis crónica, donde el empleo público local y los emprendimientos cooperativos domésticos motorizan el engranaje económico de una ciudad estancada. La urbanización carente de un ordenamiento territorial también impacta de manera negativa, y descontrola toda medición social real. 
Cerca de la zona del conglomerado Moreira que se ungió como asentamiento y producto de su extensión fue dividido en cuatro secciones, emerge La Costanera; un barrio cuyos residentes arribaron a la ciudad tentados por promesas inmejorables que jamás fueron evacuadas. Y donde la clandestinidad es naturalizada como gesto civilizado.
El barrio, constituido por viviendas precarias -solo muy pocas familias avanzaron con edificaciones de concreto-, se asentó en tierras que fueron ocupadas al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), en inmediaciones a la doble trocha que conduce a Gaiman, por Ruta 25. Las acartonadas viviendas fueron ocupando espacio hasta vislumbrarse desde la Bajada Perdomo, un camino asfaltado que permite ingresar al Valle desde la vía provincial mencionada con anterioridad. 
Ya son incontables las familias asentadas en el lugar. Un dato llamativo: la mayoría de esas casas tiene luces LED de bajo consumo, señal de televisión satelital, y otras comodidades permitidas. En un breve recorrido por el loteo, a media mañana, con el sol puesto, las lámparas siguen encendidas, generando un gasto innecesario.
Las conexiones eléctricas son clandestinas. Y a modo artesanal, los mismos vecinos confeccionaron torres para la colocación del cableado aéreo. Solo escasea el agua potable, que puede llegar a través de una red vecina. Lo imposible: el gas, que requiere de un trabajo matriculado. 
La incógnita es precisar cómo ocurrió el arribo de esas familias, o qué sector las sostienen, y cuál es la finalidad, más allá de lecturas habituales relacionadas con lo electoral. Cierto es que no existe progreso ordenado si se naturalizan estas prácticas que poco aportan a la planificación.  

 

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