Regionales

Todo está mal

Días pasados debí tomar un transporte público por dos veces y conversando con los conductores me decían: «Todo está mal».

Y lamentablemente ambos han sufrido ataques de pasajeros que intentaron robarlos donde la droga parece ser una constante y hasta uno de ellos salió herido de la situación que le tocó vivir, y su indignidad se trasmitía ante la falta de un rumbo cierto en el País y su gente, ya que la situación actual atenta contra aquello que uno mamó en otra época donde el respeto por las personas era norma, claro está, comenzábamos por la situación de un país cuyo gobierno no tiene rumbo y no sabemos en que terminará todo esto, y no es que uno sea un quejoso, sino que es la opinión generalizada de mucha, pero muchísima gente que no ve una salida que responda a las expectativas de los ciudadanos.
Aparte de la situación económica que para una Argentina que en un momento estuvo entre los principales países del mundo, hoy está sumergido en una de las peores crisis, tanto económica como moral, donde ya nada importa y es lo mismo un laburante que un vago que el Gobierno protege con muchas prebendas.
Me remonto a la época donde monedas de cobre de 1 y 2 centavos tenían valor y se podía comprar muchas cosas con ellas, donde un sueldo de 147,20 pesos servía para mantener a una familia. En cambio en la actualidad con una inflación galopante no hay referentes ciertos, ya que una economía que mira un dólar nos destroza de la mañana a noche, donde ya no existen referencias ciertas.
La educación se perdió en los pasillos de las escuelas sin llegar al aula, pasó el tiempo donde no solo te enseñaban a leer y escribir, sino a conducirte en la vida ciudadana, donde el respeto por el otro era una constante y te enseñaban como conducirte y ser una persona de bien, ni pensar en la falta de tener consideración así a los mayores y los padres, la paliza era doble. Hoy los derechos humanos y demás prebendas perdieron al hacer más «chabacana» la vida.
 ¿Que nos pasó? ¿Quién tiene la respuesta? Ni los mismos gobernantes saben cómo salir del atolladero, y las clases dirigentes miran para otro lado para ver quien tiene la barita mágica que haga cambiar las cosas, ya que vemos día a día como vamos cayendo cada vez más en el abismo sin miras de que alguien trate de frenar esa caída y si ello ocurre, son la excepción a la regla.
 Reflexiones de un ciudadano que a esta etapa de la vida cree haber visto cosas mejores, aunque las mentes progresistas piensen lo contrario, de añorar no cabe duda. Hoy la evolución del mundo marca otras tendencias, pero guarda que ese modernismo evolucionado no termine por aplastarnos. Quizás uno añore la frase de «Que todo tiempo pasado fue mejor», pero muchachos qué planificación de futuro cierta nos ofrecen. La gran incógnita.
 

 

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