Regionales

Torres: la utopía de la normalidad

Nota de opinión realizada por Emiliano Álvarez Raso.

 

El domingo pasado Ignacio Torres le puso fin a un extenso ciclo político, que, como todos, tiene luces y sombras. En este caso, la profundidad de los problemas nos lleva a la conclusión de que las deudas son mas grandes que los aciertos. El sin fin de problemas que debe enfrentar el nuevo gobierno son conocidos: compromisos de deuda pública asfixiantes, colapso en servicios públicos, dificultades en salud y una deuda brutal en educación.

 

El gobierno de Torres no empieza el 10 de diciembre, empezó el lunes, porque corresponde a las autoridades salientes ser extremadamente responsables para no agudizar el cuadro de situación general de una provincia en emergencia constante. Si un aporte y un compromiso se quiere tener con el nuevo gobierno es ese: una transición que ayude al gobierno electo.

 

El voto a Torres no fue un voto espontaneo ni coyuntural, fue un voto de esperanza, que tuvo varias estaciones intermedias en 2017, 2019, 2021 y la elección de Trelew, y que se consolidó con una elección de alcance nacional, frente a un peronismo que manejaba la caja provincial y la de las principales ciudades de la provincia como Comodoro y Madryn.

 

Esa esperanza en el nuevo gobierno debe ser bien entendida, porque no hay soluciones mágicas ni reordenamientos de gestión de un día a otro.

 

Torres necesita hacer una revolución, que es la revolución de la normalidad. La utopía de la normalidad, en una provincia eminentemente energética que tiene pueblos sin luz o que lleva 5 años sin clases regulares.

 

Con una agenda reformista, recuperando el rol de una legislatura que debata temas de interés ciudadano, y funcionarios que lleven soluciones reales, planificadas y estudiadas, Ignacio Torres puede empezar lentamente a intentar solucionar los problemas. Esa sociedad esperanzada debe acompañar el esfuerzo de la nueva administración.

 

Si en diciembre de 2027 el gobierno finaliza con un Estado mejor, chicos en las aulas y cierta impronta productiva Torres habrá recuperado la normalidad, lo que en Chubut implica, una verdadera revolución.

 

 

 

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