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«Eramos muy humildes, pero felices»: la vida de Eloísa León, escritora y fundadora de la Fiesta del Calafate

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por REDACCIÓN CHUBUT 17/02/2024 - 00.00.hs

Eloísa León tiene 85 años y presentó, recientemente, su libro «Remembranzas Teckences», en donde cuenta a través de vivencias propias y por relatos de su padre, la historia del pueblo de Tecka: este poblado ubicado a la vera de la Ruta Nacional Nro 40, tierra de calafates, fruto al que se le decidió rendir un homenaje a través de una fiesta popular que nació hace más de tres décadas, siendo Eloísa una de sus fundadoras.

El libro está dedicado a su padre, Braulio León, un pilar en la vida de Eloísa. Su ejemplo de trabajo, sus historias y el relato familiar que se transmite boca a boca, hicieron posible el libro, que «lo comencé a escribir en el año 2021. Aunque en plena pandemia, ya había empezado a escribir algo.
«La oftalmóloga me dijo que pare un poco, que suspenda la escritura por un mes, pero igual seguí», dijo Eloísa en diálogo con EL CHUBUT. Vale acotar que Eloísa fue invitada a contar la historia del calafate y de la Fiesta en el marco de esa celebración, llevada a cabo la semana pasada, donde interactuó con un grupo de jóvenes mujeres que asistieron como reinas invitadas y como postulantes a reinas de la fiesta.
«Empecé contando sobre el nacimiento de mi pueblo. A Tecka, oficialmente, le dieron como nacimiento el año 1920; pero desde el año 1888, antes de que fuera gobernador el coronel Fontana, estas tierras de Tecka fueron visitadas por los hermanos Velliz, que luego ellos eran los propulsores de pasar la Ruta del Tren por esta localidad y que la llevarían a Sarmiento», relató.
Para escribir el libro «busqué mucha información con respecto a las fechas, porque yo recuerdo todo lo que mi padre me contaba, pero me faltaban las fechas», agregó. 
«Yo escribo en mi libro que siempre quise ser como mi padre; esa persona tan culta, tan abierta, tan digna; él para la gente estaba siempre».
Eloísa nació el 8 de setiembre de 1938, «soy teckense, nacida y criada, siempre viví acá y sigo viviendo acá; he recorrido mi país, he viajado al exterior, pero de mi Tecka no me voy».
En su libro, le dedica unas tres fojas a la figura del Cacique Ynacayal: «Lo que escribí tiene que ver con lo que me contó mi padre, otra gente y con bibliografía extra, me gusta mucho leer».

 

MUY HUMILDES PERO FELICES
En el libro «cuento cómo era el paraje de Tecka, porque no era pueblo, sino paraje; cuento sobre mi niñez, cómo jugábamos, jugábamos a las visitas con las chicas y los platos eran las tapas de los frascos y los utensilios eran las ramitas que juntábamos».
«Erámos muy humildes, pero muy felices», dijo. «Yo tenía tres compañeras, que entramos en el mismo año a la Escuela Nacional Nro 40. Primero en Tecka hubo una escuela pública que no pertenecía a la Nación, y luego hubo gente que gestionó para conseguir ante Nación lo que fue la Escuela 40. En este caso un hacendado, dueño de una estancia, Mauricio Braun, que tuvo el apoyo total de la gente para poder gestionar la Escuela».
Sin ser docente «ejercí la docencia. Nosotros teníamos hasta 5to grado nomás, porque no habían más grados. Un año, que no recuerdo, llegó un docente con el cargo de director y él cuando vio que habíamos tantos jóvenes con 5to grado él inició una campaña casa por casa ofreciéndole a nuestros padres que nos mandaran a la Escuela otra vez, y que él haría el curso para 6to y 7mo grados. Y nos enseñó y hasta el día de hoy lo agradezco».
Eloísa es madre de tres hijos varones, y abuela. Sus hijos se llaman Omar, Oscar y Daniel Ríos. En Tecka «me conocen más con el apellido Ríos».
Por esta causa «me decidí a escribir. Paseando por El Bolsón, íbamos con mi hijo por la Feria de El Bolsón, y había un libro de Tecka, cuando abro el libro se menciona a la Fiesta del Calafate». Y se hace referencia a que «la Fiesta fue creada por la secretaria de Gobierno, señora Eloísa Ríos». Y «me dije ‘acá se equivocaron’, porque en todo caso sería ‘señora de...’».
Asimismo «se mencionaba el nombre de mis dos hermanos mayores, ambos fueron intendentes, y las fechas no coincidían.
«Por éso me decidí a escribir este libro, iba a mandarle al autor algunos datos, pero llegó a casa Jorgito Seitune (actual intendente) a quien conozco de niño y me sugirió que escriba el libro. Empecé escribiendo en un cuaderno, mi hijo me sugirió comprando una notebook y pude aprender a usarla, porque toda la vida tuve la máquina de escribir delante mío», concluyó.

 

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