El obispo de Rawson instó a pasar del ‘Ni Una Menos’, al ‘Hágase en mí’
El obispo de Rawson, monseñor Roberto «Chobi» Alvarez, tituló «Del ‘ni una menos’, al ‘hágase en mí’» una reflexión con motivo del Día Internacional de la Mujer.
por REDACCIÓN CHUBUT 08/03/2024 - 00.00.hs
Tras señalar que el 8 de marzo concentra tanto la expresión de una memoria celebrativa como la de una marcha reivindicatoria, profundizó: «Por un lado, y más allá de su origen a inicios del siglo XX, siempre se recordará aquella primera marcha del ‘Ni una menos’ donde comenzó a hacerse visible un colectivo que hasta entonces estaba invisibilizado; y, por otro, seguirá marchando en contra de una violencia que no se apaga y a la que se le suma la denuncia por la falta de derechos del universo que se percibe desde lo femenino».
«Nuestras comunidades siguen siendo refugio, incluso, para mujeres a quienes les queda cómodo el papel de la obediencia ciega, de no preguntar los ‘por qué’ de las cosas, sino simplemente hacer lo que ‘el padre dice’. Tan evidente es eso que, cuando el cura, el obispo o el papa las invita a sentarse a escuchar a todos, a pensar, a decidir juntos, lo viven con fastidio, les parece sin sentido y poco práctico», graficó.
«MARAÑAS JURIDICAS»
«Son mujeres que miran con espanto el repliegue adolescente del varón, sea este padre, marido o hijo, y exigen una Iglesia que les diga qué hacer y cómo», agregó.
Monseñor Alvarez destacó la figura de la Virgen María que, «sin otra autopercepción que la que da ser consciente de estar llamada a cuidar y contener, supo tener un coraje que no tuvo ninguno de los discípulos varones de su Hijo (¿cuándo empezamos a creer que el varón era más valiente?) y quedarse ‘firmemente de pie’ al lado de Jesús, ajusticiado por marañas jurídicas que hasta el día de hoy excusan celos, envidias y competencias masculinas».
«Marchamos el 8 de marzo por este cambio cultural, que nos interpela y compete como creyentes, que nos llama al cuidado y a la protección de lo débil, de lo vulnerable. Marchamos conscientes de nuestras deudas, y de nuestra gran riqueza de infinidad de mujeres que día a día sostienen la Iglesia», aseguró.
«Soñamos con que ellas le den mucho más que una nueva tonalidad. Queremos que hagan brillar ese principio mariano, esa voz que sólo admite un mandato, el de Dios, con el que fuerza a su hijo Jesús al primer milagro, sabiendo que atrás del ‘hagan lo que El les diga’, hubo una mujer que se dio cuenta de que en ese encuentro algo faltaba. Y ese fue el primero de los signos», concluyó.
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