Emocionante homenaje a Adolfo «Fito» Joaquín, el hombre que rescató el «Viejo Molino» y lo entregó a la comunidad
En el histórico «Viejo Molino» de Trelew, se realizó este miércoles por la noche un sentido homenaje a Adolfo «Fito» Joaquín, vecino entrañable de la ciudad y responsable de la restauración de ese emblemático edificio en ocasión de su centenario. Joaquín, fallecido el 31 de marzo de 2001, dedicó incluso hasta sus últimos días a preservar, siempre con cariño y amor, su valor cultural y patrimonial para provecho cultural sin distinción.
por REDACCIÓN CHUBUT 02/10/2025 - 21.28.hs
El acto formó parte del evento cultural «Viajeros del Tiempo», organizado por el Municipio, que se desarrolla desde este jueves y hasta el próximo domingo, con una nutrida agenda de propuestas históricas, artísticas y educativas para toda la comunidad.
El acto de reconocimiento fue encabezado por la profesora María Cristina Roth, esposa de «Fito» Joaquín, y dirigido por el director de Cultura de Trelew, Alberto Viegas, con la presencia también de la presidente del Concejo Deliberante, Claudia Monají, y amigos y vecinos que conocieron y apreciaron a «Fito» Joaquín. Vale destacar, que los hijos de «Fito» y María Cristina, Federico y Alejandro, no pudieron estar presentes en el homenaje debido a un cambio de fecha de realización.
«LO VEIAMOS QUE SE DESPLOMABA Y FITO LO QUERIA PARA LOS ARTISTAS»
Al hacer uso de la palabra ante gran cantidad de vecinos que conocieron a «Fito» Joaquín, María Cristina Roth agradeció a la Municipalidad y a la Dirección de Cultura el reconocimiento y homenaje, luego de lo cual efectuó una detallada semblanza histórica del «Viejo molino», desde su creación, el momento que lo adquirió su esposo, y hasta nuestros días.
Allí, recordó primeramente la entereza, templanza y decisión de los colonos galeses de asentarse en la Patagonia y de conservar sus tradiciones, resaltando que el molino harinero surgió en la ciudad por iniciativa de Evan Coslett Thomas, de la estirpe de molineros que arribó en el segundo contingente de colonos en 1874, y que junto a otros socios permitió elaborar harina con el trigo que se cosechaba en el Valle.
Su molienda, recordó la profesora Roth, producía una bolsa de harina de 55 kilos cada 1 hora.
En la parte de atrás, funcionaba un galpón donde se clasificaban las legumbres del Valle que se enviaban a Patagones y hasta las Islas Malvinas.
llegando a abastecer incluso, a Carmen de Patagones y las Islas Malvinas. Funcionó con intermitencia hasta mediados de los años ’40, al no poder competir con Molinos Río de La Plata, que había sido subvencionado en la presidencia de Juan Domingo Perón. La maquinaria, se desmontó y disperso.
Ya como propietario del edificio, Joaquín asumió la titánica tarea de restaurarlo para que la comunidad pueda aprovecharlo. «Pasábamos y lo veíamos que se desplomaba, y Fito lo quería para que los artistas que no tuvieran un lugar pudieran expresar allí sus creaciones», destacó, recordando a «Pepe» Insúa, que le gustó el proyecto de restauración y se sumó para acompañarlo.
«FUE UNA CRUZADA SU RESTAURACION»
«Con el paso del tiempo, la gravedad de su deterioro lo hubiera condenado a la demolición o derrumbe, de no haber sido por sus propietarios, que apostaron a la preservación del patrimonio histórico y del pasado e historia de la colonia», sostuvo Roth, describiendo que los trabajos de restauración se iniciaron en 1995 -casi a 100 años de su inauguración- con el objetivo de que quienes llegaran al edificio se encontraran con la historia plena de la ciudad.
En ese marco María Cristina ponderó al estudio de arquitectura de Cúneo Paterlino por el desafío asumido, por encargo de «Fito» Joaquín y «Pepe» Insúa, destacando que fue una iniciativa exclusivamente privada. Como parte del trabajo, rememoró, se compró un lote lindante, y evocó que la construcción presentaba algunos desmoronamientos y fisuras, y que la reconstrucción demandó un año y medio de tareas, en las cuales se hicieron pozos romanos para poder enderezar el inmueble, ya que presentaba una inclinación.
«Hoy, las familias Joaquín e Insúa, siguen siendo sus fieles guardianes», sostuvo, y recordó que la restauración, fue «una cruzada». «Fito siempre decía, «Trelew me ha dado mucho, y yo le quiero dejar algo»».
PROTAGONISTAS DEL «NUEVO» VIEJO MOLINO
Acto seguido tomaron la palabra varios invitados, muchos de ellos protagonistas de la historia del molino, y sus actividades a partir de su puesta en valor. En ese marco, el arquitecto John Humphreys destacó entre otros conceptos, «es muy meritorio arquitectónicamente» haber logrado tan difícil labor de restauración.
Luego habló Javier Lucas, gerente de «Blest Cervecería», el emprendimiento comercial que desde la pandemia y hasta la actualidad funciona en el «Viejo Molino», cuyo edificio pertenece a la familia Joaquín. Lucas, señaló su satisfacción «de poder ser parte de la cultura de Trelew» a través de este lugar emblemático, «y ser un lugar de comunión y reunión de gente que ha estado tan presente y tantos años en este lugar».
La profesora y escritora Cecilia Glanzmann también habló, rememorando, «Fito me decía «Cecilia esto se reconstruye y tiene que ser para lo cultural. Andá pensando en qué cosas se pueden hacer acá’, no solo a mí, sino a todos, y hemos hecho cosas desde que se habilitó, así como el ciclo Ventana a la Palabra» que aún sigue vigente. «Yo siento que cuando uno viene acá, es un poco nuestra casa», sostuvo, recordó que también en el lugar funcionó una librería durante muchos años.
María Laura Bratoz, artista plástica y arquitecta, también invitada y con sus cuadros en exposición en el evento, sostuvo que recién llegada a Puerto Madryn desde Santa Cruz «comencé a buscar un lugar para exponer y no lo encontré, y en una visita a Trelew pasé por el lugar de casualidad y me quedé maravillada. Justo estaba Fito y con toda generosidad y sin conocerme me dijo, «aquí tienes un lugar donde exponer», y yo no lo podía creer. Aquí hice mi primera exposición en el Valle».
El artista Enrique Pérez, recordó ante los presentes que expuso sus obras en la casa hace 24 años, y nuevamente este miércoles, así como la importancia que los propietarios hayan brindado un lugar a la comunidad y a la cultura. Acto seguido, Laura Casariego presentó una narración y lectura de Nelvy Bustamante y de Patricia Bence, presente en la sala. Fue acompañada, por la música tradicional del dúo de Sebastián Pérez Parry y Pablo Miguel Pecorelli, en el marco de un evento de gran emoción y muy lindas recordaciones para «Fito» Joaquín, querido vecinos de Trelew que se desempeñó en el comercio y hasta en funciones públicas.
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