Groenlandia no explota su uranio debido a riesgos para la salud III
Gordon Edwards presidente y cofundador de la organización sin fines de lucro Coalición Canadiense para la Responsabilidad Nuclear, participó de un foro sobre explotaciones de uranio llevado a cabo en Narsaq, población en el sur de Groenlandia.
Continuamos con el Informe elaborado por este científico a pedido de la organización Médicos por la Supervivencia Global (Physicians for Global Survival), iniciado en nota anterior.
El legado de la minería del uranio es verdaderamente devastador. Mueren los mineros, vastos reservorios de colas convertidas en arena liberan su radioactividad en el medio ambiente, las hijas del radón se acumulan en las construcciones donde vive la gente y pasan a la cadena alimenticia a través del agua, los peces y las plantas, induciendo tumores de estómago y riñones.
Los grandes peligros para el medio ambiente son:
⦁ Contaminación del agua superficial y de los sistemas fluviales con materiales radioactivos disueltos;
⦁ Fallas catastróficas de los repositorios y contenedores donde se alojan miles de toneladas de colas;
⦁ Dispersión del polvo radioactivo, que va alojándose en aguas, plantas, animales, peces y seres humanos: riesgos que se magnifican debido a la erosión, la negligencia y los cambios climáticos;
⦁ Liberación de gas radón en el aire, y depósito de hijas del radón en los suelos de miles de kilómetros a la redonda;
⦁ Polución de la superficie y de las aguas con los contaminantes químicos existentes en las colas, notablemente metales pesados, ácidos, amoníaco y sales.
La ciencia moderna no tiene manera de eliminar la radiación liberada por la minería del uranio.
Se ha mencionado la posibilidad de volver a enterrar en las minas el polvo y las piedras radiactivas extraídas durante el proceso y la molienda, pero los elevados costos la hacen imposible. En ninguna mina del planeta se ha efectuado satisfactoriamente este tipo de operación “de limpieza”.
La familia uranífera constituye una aglomeración de radionúclidos y otros materiales cancerígenos que permanecen activos emitiendo radiación ionizante durante siglos y milenios. De esas mismas minas surgen otros elementos contaminantes removidos por la extracción minera, especialmente arsénico y níquel.
La tabla de elementos trans-uraníferos (del uranio-238), a medida que se desintegra, está compuesta paulatinamente por: torio-234, protactinium-234, uranio-234, torio-230, radio-226, radón-222, polonio-218, plomo-214, bismuto-314, polonio-214, plomo-210, bismuto-210 y polonio-210. Al final del recorrido (de millones de años) desemboca en un elemento estable, el plomo-206.
La emisión de rayos surgida de esta desintegración paulatina, afecta irremediablemente al cuerpo humano con múltiples formas de cáncer en los siguientes órganos, aparte de la piel, los huesos y los músculos: tiroides, hígado, ovarios, bazo, pulmones y riñones.
Toda radiación ionizante es nociva para el tejido normal, dado que daña las células. Una vez absorbida por el cuerpo no hay manera de “limpiarla”. Su poder destructivo se instala en la médula de los huesos, en los órganos reproductivos y en otras zonas vitales del organismo. Sus efectos no son inmediatos, y la exposición produce tumores que aparecen décadas después, cuando es irreversible.
Estudios efectuados en Estados Unidos entre mineros indígenas de los estados de Colorado y Utah y de las tribus que viven cerca de los depósitos de las colas de uranio, constataron que sus hijos nacieron con un elevado índice de defectos congénitos.
Uno de los problemas centrales de este proceso es la ignorancia pública acerca de su malignidad. Los técnicos desconocen cuáles son los efectos de la exposición crónica a la radiación de bajo nivel, en la gente o en cualquier otro organismo viviente. En cuanto a la radioactividad de alto nivel, el estudio de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki (1945) o de la central atómica de Chernobyl (1986) ha aportado diagnósticos nefastos irrefutables.
Los científicos responsables preguntan: ¿Queremos vivir con esta incertidumbre? ¿Qué riesgos estamos dispuestos a aceptar como sociedad?
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